La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

el callejón de las fieras

La tromba y la revolución silenciosa

La Bruyère y los errores en la política - De Madrid a Oviedo, pasando por Gijón - El cambio, las inundaciones, la metáfora

La tromba y la revolución silenciosa

Como el día se anunciaba propicio a la cohetería informativa, por lo de las mudanzas municipales, dediqué las primeras horas de la mañana a leer a La Bruyère. "Los caracteres" es libro que siempre tengo a mano, por lo mucho que da en muy pocas palabras y sin apearse de la dicción elegante. Hay tanta perspicacia en sus páginas, aun en aquellas con las que uno no está de acuerdo, que rara vez defrauda. De Voltaire a Flaubert, ha influido en los mejores. Han pasado más de tres siglos desde que se publicaron esos fragmentos y, sin embargo, son tan actuales como si hubieran sido escritos hace un cuarto de hora. Un clásico es quien nos sigue hablando, como si estuviéramos escuchando a alguien que sentimos próximo, de lo que nos pasa y ocupa a lo largo de nuestras precarias vidas. Algunas de esas líneas valen por todo un tratado y deberían servir de divisa a todos cuantos son o quieren ser servidores públicos: "Pensar sólo en sí mismo y en el presente, fuente de error en la política".

Como la jornada venía así, ya digo, de mucho trasiego corporativo, me refugié bajo los toldos de Corrida a leer los periódicos, que traían también lo de la infanta sin ducado y las cuitas sentimentales del escribidor marqués de Vargas Llosa. Si no fuera por la aristocracia, los pecheros nos aburriríamos mucho más. Estaba en estas cosas de tanto interés y colorín cuando, al tiempo que me ponía el café con churros, mi camarera preferida me espetó: "¿Podemos o pudieron?". Cómo sé que es filóloga y lectora de Joyce -en esto último coincide con el presidente Javier Fernández-, y que sirve mesas porque la gente lista de este país aún tiene que comer de vez en cuando para seguir pendiente de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), le sonrío la gracia y le copio el tono: "Ah, todavía podrían". Miro el reloj, porque aún quedan horas para el Pleno gijonés.

Después, por los telediarios, veo que Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y hasta el siempre agudo Juan Carlos Monedero, aplauden la investidura de Manuela Carmena en Madrid, con el voto del socialista Carmona. Constato que la izquierda ha logrado acuerdos en la mayoría de las grandes ciudades donde tiene votos y concejales para gobernar, salvo en Gijón. Y me quedo con unas palabras de Iglesias al término de lo de la exjueza/alcaldesa. Afirma que este es el año del cambio, o algo así. Me pregunto si Daniel Ripa, que estos días anda en los papeles por lo de los 60.000 euros de su tesis, no informa al sanedrín de Podemos de lo que pasa a este lado del Pajares. Aquí, por lo que avisaban los meteorólogos poco después, los únicos cambios esperables eran los que aportaban los cielos, oscureciéndose.

Podemos o pudieron, pero no quisieron. Tendrán que explicar el porqué. Habrá que preguntárselo a Iglesias y Errejón, avezados exégetas de Gramsci, Wallerstein, Laclau et alii, la próxima vez que vengan a mitinear frente al Cantábrico. ¿La excepción gijonesa se explica mejor, quizás, con la nueva dicotomía "arriba/abajo" que con aquella de la derecha y la izquierda? No sé, lo de la villa marinera queda para sesudos profesores de Ciencias Políticas. A los demás nos basta con aplicar la lógica a los resultados que salen de las urnas. Después, a eso de las seis, ya me puse a seguir el Pleno playu y a la espera de la sesión carbayona. Gracias a las templadas descripciones de Román García y Miguel L. Serrano en la página web de LA NUEVA ESPAÑA nos enteramos, en tiempo real, de la acrobacia política en una y otra ciudad: la forista Moriyón sigue en Gijón y el socialista Wenceslao López desbanca inesperadamente al PP en Oviedo. A esa hora y mientras los recién elegidos concejales gijoneses peroraban sobre lo suyo, una tromba de agua inundaba calles y garajes. ¿Una metáfora del nuevo mandato? Tranquilos. Couto, el portavoz de Foro, ha dicho que continúa la "revolución silenciosa".

Compartir el artículo

stats