Desde que un profesor "muy bueno" le descubrió en el Seminario de Comillas la potencia intelectual que despliega Jovellanos en sus textos, el ilustrado gijonés no ha dejado de acompañar la andadura del escritor y catedrático recién jubilado José Manuel San Baldomero Ucar (Cervera del Río Alhama, 1948). Tenía dicienueve años cuando el Padre Vela le habló del polígrafo asturiano. Ayer, más de cuatro décadas y media después, el profesor riojano acaba de ganar el décimo séptimo premio de investigación que convoca, con una dotación de 6.000 euros, la Fundación Foro Jovellanos.

"Me identifico con Jovellanos en todos los órdenes, incluso como cristiano; ha sido un compañero de vida", explicó ayer San Baldomero Ucar en conversación telefónica con este diario. Pocas horas antes, un jurado presidido por Moisés Llordén e integrado por María José Álvarez Faedo, Ramón María Alvargonzález, Rafael Anes, Vicente Cueva y Silverio Sánchez Corredera, actuando como secretario Orlando Moratinos, elegía el ensayo "La Rioja de Jovellanos" como ganador del citado premio.

"Reconstruye con gran penetración la personalidad filosófica de Jovellanos y aporta nuevas reflexiones de las concomitancias del pensador español con Inmanuel Kant", resume el acta del jurado. Éste optó por conceder, además, un accésit al madrileño José Checa Beltrán, investigador del CSIC, por la obra "El debate literario-político en la prensa cultural española (1801-1808)". Estudia aquí su autor las grandes polémicas de seis de los principales periódicos culturales de principios del siglo XIX. El trabajo establece conexiones entre los posicionamientos estéticos y políticos o morales del momento. Los premios se entegarán el próximo otoño, en una fecha aún sin concretar. Moratinos explicó que la intención del Foro Jovellanos es encontrar patrocinio para editar la ogra ganadora.

"La Rioja de Jovellanos" ofrece, en realidad, más de lo que promete el título. San Baldomero Ucar, doctor en Filosofía y especialista en la obra de Xavier Zubiri, acude al yacimiento de los diarios de Jovellanos para, a partir de los dos viajes que el ilustrado realizó a La Rioja en 1795 y 1801, hacer calas en la variada personalidad de Jovellanos y en sus muchos intereses intelectuales. El autor ofrece así un acercamiento al Jovellanos filósofo, escritor o viajero; alguien que está siempre en un terreno fronterizo "entre la metafísica y la poesía".

San Baldomero Ucar es fiel a la compañía de los cinco tomos de Jovellanos que publicó hace ya años la BAE. Y a la sala que el Museo del Prado dedica a Goya, el gran retratista de su amigo Jovellanos. Y a una imagen del ilustrado que, junto con otra de Zubiri, le acompaña desde hace años. Una de las aportaciones de su estudio, según explicó ayer el catedrático, está en las coincidencias que hay, en su opinión, entre Jovellanos y Kant: "Tienen la misma vivencia de lo sublime, pese a que es sabido que el primero no leyó al segundo".

El ganador del premio de la Fundación Foro Jovellanos, que también pone el foco sobre el poema en tercetos "Epístola de Jovino a Poncio", plantea en su investigación un curioso recorrido riojano (de la Rioja fabulosa de Santiago Matamoros en la batalla de Clavijo, a la comunidad artística, deliciosa, acogedora u oprimida por el tribunal de la Inquisición) para componer el retrato de un Jovellanos "antibelicista", contrario a las formas de opresión de la época, interesado siempre muy vivamente en el arte y modelo ético.