Existe un enemigo invisible y no hacemos nada por el desconocimiento de su carácter perjudicial. Ésta es la denuncia, y la lucha, que desde hace varios años llevan a cabo desde la Plataforma Asturiana Escuela Sin Wifi, y que ayer defendió su coordinador, Rubén García.
El enemigo es la contaminación electromagnética que se vierte a través de dispositivos móviles e inalámbricos, wifi y alta tensión. Estos dispositivos infringen las normativas europeas sobre cuestiones preventivas al conocerse efectos perjudiciales en la saludad de las personas. "No se hace caso a las advertencias ni a los riesgos, quizás porque no existen campañas de aviso", denunció García.
Detrás de esta teoría existen estudios que detectan radiaciones de bajo nivel y expertos que reiteran la gravedad de la situación y urgen a gobiernos e instituciones públicas a, al menos, garantizar unos protocolos de seguridad.
"Es una oportunidad de llevar a cabo medidas preventivas y que no suceda como antaño con el tabaco y el amianto que cuando se confirmaron las sospechas ya era tarde y había millones de muertos por cáncer", advierte el coordinador de la plataforma asturiana que, aprovechando el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, explicó la relación entre esta enfermedad y las radiaciones de baja frecuencia. Incluso, las estimaciones más pesimistas hablan, según el conferenciante, de pandemia de tumores cerebrales de persistir obviando al enemigo invisible que representa el problema de la contaminación electromagnética.