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La Milla, metro a metro

Tecnología sin fisuras

Dos doctores de la Politécnica crean una compañía para dar servicios a empresas en el campo de las estructuras y la resistencia de materiales

Ejemplo de modelo de simulación numérica de un tratamiento mecánico.

Pasar del papel a las soluciones tangibles es el reto que se han marcado dos investigadores de la Escuela Politécnica de Ingeniería que acaban de dar el salto al mundo de la empresa en forma de "spin-off" oficial de la Universidad de Oviedo. Know-How. Innovative Solutions es el nombre de una compañía que ha nacido con al aspiración de "ofrecer conocimiento a la industria de tal manera que podamos desarrollar soluciones a sus problemas", explica Tomás García Suárez, uno de los fundadores de la empresa.

García es doctor del área de Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras, un campo en el que conoció al también doctor Joaquín García Cabezas. Los dos han dedicado varios años a la investigación en un campo en el que apenas se han generado aplicaciones prácticas, y lo han hecho desde el grupo de la Universidad llamado "SIMUMECAMAT". Cuanto el doctorado llegó a su término y ante la gran cantidad de conocimiento acumulado y aplicable a la realidad de las empresas que se había generado, los dos investigadores decidieron dar un paso adelante. Y así pusieron en marcha la nueva firma hace apenas medio año, el pasado mes de diciembre, con sede en el Espacio Tecnológico Campus.

Un cambio de localización más virtual que real, porque como explican Joaquín y Tomás García, "nosotros somos la cabeza visible junto con otros dos catedráticos, pero detrás de nosotros hay mucha gente trabajando en el grupo de la Universidad; lo que nosotros hacemos es trasladar ese trabajo, explotar los desarrollos en los que estamos involucrados como investigadores".

Una transferencia al sector industrial "muy necesaria", aseguran, toda vez que "las técnicas que se desarrollan muchas veces quedan ocultas, recogidas en papel pero sin una aplicación práctica". Y eso es lo que ellos han conseguido, "romper la barrera industria-Universidad" en pos de una relación fructífera para todos.

Lo que hacen desde Know-How es "ofrecer soluciones a problemas complejos" en el campo de las estructuras y centrados en los inconvenientes que presentan los materiales. Desde su puesta en marcha trabajan para uno de los principales astilleros nacionales en la detección y predicción de la formación de posibles grietas en las estructuras de los barcos que han sido sometidas a soldadura. Para ello han conseguido obtener muestras muy pequeñas de material para estudiar sus propiedades mecánicas. Hasta ahora "no hay forma de evaluar el deterioro del material ante el riesgo de fisuras o grietas", señalan los investigadores. Para ello han diseñado un procedimiento por el que se evalúan las zonas conflictivas de las estructuras a nivel microdetallado para detectar posibles problemas y proponer soluciones.

Se trata de "aplicar las ciencias de los materiales a la integridad estructural, el conocimiento más la experiencia práctica que tenemos en metales y soldadura", apunta Tomás García. Y por eso su campo de trabajo es muy extenso, aunque ahora mismo acaben de empezar y estén centrados en el mundo de la navegación. Su técnica y sus propuestas son válidas para sectores tan diversos como el aeroespacial, la industria de bienes de equipo, del automóvil, la petroquímica, la industria energética, los aceristas y fabricantes de consumibles e incluso la fabricación de prótesis e implantes.

Ellos analizan el comportamiento mecánico del producto, diferenciando incluso diversas zonas del mismo, así como la influencia de diferentes variables del proceso de fabricación "de una manera rápida, económica y eficaz", aseguran, porque su principal ventaja competitiva es "el conocimiento sumado al conocimiento industrial, el rigor científico y técnico", apostillan.

Paralelamente a los trabajos para el sector naval también se encuentran inmersos en tres contratos de confidencialidad con colaboradores clave, como es el que han suscrito con una multinacional americana para la que desarrollan técnicas de mejora de la vida fatiga en el sector aeronáutico. El objetivo es siempre el mismo: "investigar para hallar una solución".

La empresa es pionera en ofrecer este tipo de servicio en España, porque "esto no es un centro tecnológico como otros que existen y que desarrollan otro tipo de trabajos, es algo mucho más específico". Y la intención con la que se ha puesto en marcha esta "spin-off" desde la Universidad es la de "dar cabida a los investigadores que salen de la Universidad". Tomás García habla desde su propia experiencia, tras disfrutar de una beca Severo Ochoa en los últimos tiempos de su actividad investigadora. "Llegó un momento en el que me veía obligado a escoger entre buscar una plaza como profesor universitario o irme fuera para seguir profundizando en estos temas".

Ahora, con la creación de la empresa y el respaldo del Centro Europeo de Empresa e Innovación y el Centro Municipal de Empresas de Gijón, "vemos que puede haber un futuro para todo el talento que se genera". Porque de lo que se trata es, como indica Joaquín García, es de "dar un sentido a la investigación, hacer que el esfuerzo en formación de los alumnos se vea compensado de alguna manera". De hecho, los trabajos de laboratorio se hacen en dependencias de la Politécnica, con una decena de alumnos involucrados en el proyecto.

Se trata, pues, de una buena plataforma para dar servicio a las empresas y para ofrecer un futuro a quienes apuestan por continuar en la región para desarrollar su carrera profesional.

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