Los Bomberos del Ayuntamiento trabajaron ayer más de tres horas en un incendio que se inició a las cuatro y media de la tarde en el edificio situado en el número 9 de la calle Los Moros. La Policía tratará ahora de certificar las causas del suceso, que provocó una densa columna de humo y obligó a cortar al tráfico un tramo de la calle Munuza para que los vehículos no accedieran al lugar en el que se encontraban trabajando los Bomberos. El siniestro se saldó sin heridos de importancia. A pesar de todo los sanitarios de emergencias médicas tuvieron que atender al hombre que se encontraba dentro del inmueble afectado por las llamas -Ignacio Patac, de 53 años-, y a uno de los funcionarios municipales del equipo de extinción de incendios, que se vio obligado a abandonar el edificio afectado por un golpe de calor.

La densa humareda negra que se extendió por las calles Los Moros y León llamó la atención de decenas de viandantes que a esas horas paseaban por la zona centro de la ciudad. Los primeros en percatarse de lo sucedido fueron los trabajadores de una cafetería cercana. Los testigos llamaron a los bomberos y corrieron hacia la puerta del inmueble para alertar de lo que sucedía al inquilino de la única vivienda que hay en el edificio. "Le golpeamos la puerta como unas 50 veces, nosotros y varias personas que pasaron por aquí, pero ni nos contestaba", relató uno de los camareros que presenciaron lo sucedido.

El propietario de la vivienda estaba durmiendo con su perro en la primera planta del edificio en la que se declaró el incendio. El fuego se inició en la buhardilla de madera del inmueble y se extendió rápidamente por el segundo piso sin que el hombre se percatara de lo que estaba sucediendo.

"No se ni lo que pasó. Yo estaba descansando. Trabajo de noche y me tuve que tomar dos pastillas para poder dormir un rato, me tuvieron que despertar los bomberos", aseguró Ignacio Patac. El hombre fue asistido por los sanitarios de emergencias médicas desplazados a la zona en una UVI Móvil. "Respiro bien y todo pero estoy alucinado", acertó a contar el gijonés, que lleva varios años viviendo en el inmueble.

A pesar de que el humo no le afectó a la respiración el ovetense necesitó la ayuda de dos bomberos para poder encontrar la salida en medio de la humareda. Más complicado fue salvar a su perro. El animal, asustado, se había escondido en el salón de la vivienda.

La normalidad no volvió a la zona centro hasta que minutos antes de las ocho de la tarde los bomberos pudieron regresar al parque de Roces después de ventilar el edificio. En las inmediaciones del inmueble se congregaron durante toda la tarde numerosos curiosos.