La familia de Matías, un niño colombiano de 11 años y que padece espina bífida, tuvo que salir con urgencia de Colombia ante las amenazas de muerte que pendían sobre su padre, médico y concejal de barrio. Llegaron a España como refugiados y están alojados en una pensión de Gijón mientras la asociación Accem (de ayuda a refugiados) les busca un piso. La falta de un domicilio definitivo se ha convertido en un obstáculo más para la integración escolar de este niño, según explica Blanca Menéndez, presidenta de la asociación Ningún Niño Sin Cenar, que está haciendo gestiones para que la administración haga una excepción y permita la escolarización del menor aunque por el momento carezca de domicilio y por lo tanto no pueda empadronarse.

Blanca Menéndez, que ayer daba a conocer el caso a cuantos podía en las inmediaciones de El Molinón, en los momentos previos al partido del Sporting, señala que el obstáculo burocrático que impide la escolarización de Matías puede obviarlo la Consejería de Educación, dadas las circunstancias excepcionales de la familia, que reside legalmente en España por su condición de refugiados.

Además de poner el acento en las necesidades de escolarización de Matías, desde la entidad "Ningún niño sin cenar" también se va a posibilitar la entregar hoy al menor de una silla de ruedas eléctrica que faciliten sus desplazamientos. La portavoz de la entidad explicaba ayer los pormenores del caso inmersa como estaba en la recepción, de manos de una peña sportinguista, de material escolar por valor de unos 2.000 euros, que irán destinados a atender las necesidades de niños de familias sin recursos de toda Asturias, ante el inicio del curso escolar.

La asociación atiende regularmente a unos 2.700 niños de 900 familias asturianas, a los que les suministra ropa, calzado y material escolar.