Recién salida de las aulas y dispuesta a dar "mucha guerra". Así es la WF16, la moto de carreras con la que una veintena de estudiantes de la Escuela Politécnica de Ingeniería concurrirán a finales de esta semana a la cuarta edición del "Motostudent", una competición entre medio centenar de universidades de toda Europa en la que ponen a juego su ingenio y su capacidad de diseño e innovación.

El concurso se celebra a partir del jueves en el circuito de Aragón, y los estudiantes gijoneses, de varias ramas diferentes de la ingeniería, echarán el resto para culminar el trabajo de todo un año. Será la tercera vez que los alumnos de la Escuela participen en el certamen, y en esta ocasión lo hacen sobre una moto "muy evolucionada, aprovechando el trabajo de años anteriores", indicaba ayer José Antonio Ferreira, director del equipo de estudiantes.

A lo largo de todo este tiempo la nueva hornada de ingenieros ha volcado sus esfuerzos en el diseño y la introducción de innovaciones que permitan a la máquina ser más competitiva. Y por ello serán juzgados en los próximos días, toda vez que la parte más importante del "Motostudent" es la que se refiere al proyecto e innovación industrial, dos campos que, aplicados a la moto, culminarán en una prueba deportiva a lo largo del fin de semana.

Será el momento en el que se vean las máquinas en acción, a lo mandos de la joven estudiante de Biología Mar Gómez, elegida piloto en esta ocasión. La joven está federada, requisito impuesto por la organización del certamen, y tras un par de años de competición como aficionada ésta será su primera competición de velocidad "de forma oficial".

Ella será la encargada de hacer rugir los 250 centímetros cúbicos y los 30 caballos de potencia de la moto, que según los cálculos de los estudiantes puede alcanzar una velocidad punta de 180 kilómetros por hora. El motor ha sido suministrado por la organización, así como las llantas, las ruedas y las pinzas de freno. El resto ha sido obra de los alumnos, que han querido crear una moto de competición con un llamativo chasis de aluminio aeronáutico de alta resistencia. El carenado se ha diseñado en fibra de vidrio, y también se ha empleado el acero en la elaboración de diversas piezas.

Muchas de ellas "las hemos hecho nosotros mismos en las instalaciones de la Universidad, otras las hemos encargado porque no tenemos capacidad industrial", explican. Pero todas han sido diseñadas por un equipo que confía en obtener "algún galardón en ese apartado, el de diseño", como señalaba ayer el subdirector de la Politécnica, Francisco Fernández Linera, en la presentación oficial de la moto.

En cuanto a las innovaciones los alumnos, dirigidos por el profesor Álvaro Noriega, presentarán un sistema de publicidad dinámica creado con un panel de LED que se puede insertar en el carenado sin apenas diferencia de peso en la moto. Además darán a conocer un asistente aerodinámico para la conducción de motocicletas, con el objetivo de reducir accidentes por turbulencias, vientos cruzados y movimientos del piloto o el pasajero con alerones dinámicos a través de un movimiento controlado mediante servomotores, situados a ambos lados de la moto, que pueden cambiar su inclinación.

Mar Gómez probará la moto durante el fin de semana, aunque ya ha podido comprobar las "buenas sensaciones" que transmite la máquina durante el proceso de ajuste a su talla y su peso. "Prometo dar lo máximo" aseguraba ayer ante sus compañeros y "muy satisfecha con el resultado". Se la jugarán en el circuito en un total de ocho vueltas que sumarán algo más 40 kilómetros, pero para los alumnos de la Politécnica, por encima del resultado de la prueba está el proceso de diseño e innovación. Y en eso "estamos súper contentos".