Síguenos en redes sociales:

Un templo con todas las bendiciones

"Fue iniciativa mía solicitar la categoría de basílica para el templo, y Osoro se interesó", explica Julián Herrojo, exrector del Sagrado Corazón

Un templo con todas las bendiciones

Sin ninguna duda, los diez años que Julián Herrojo pasó en Gijón, como rector de la Basílica del Sagrado Corazón, han sido, hasta la fecha, los más importantes de su vida. Algo que él reconoce en parte al admitir que la trascendencia de ese moemnto vital debe compartirla con su etapa de seminarista y su permanencia en Jerusalén. Pero al escucharle ayer, en la conferencia que impartió en el Ateneo Jovellanos, sobre "La Basílica del Sagrado Corazón: monumento de referencia internacional", y asistir a su entusiasmo, incluso a la pasión que mostró por todo lo referente a este templo gijonés, su implicación en las obras de rehabilitación, incluso el logro de que fuera considerado basílica, conforman una página trascendente e inolvidable en la vida de este sacerdote, considerado por el actual rector de la Iglesiona como "humanista, teólogo, poeta y caballero".

Presidió el acto el directivo ateneista Fidel García, que entre otras cosas dijo que la basílica del Sagrado Corazón era una joya artística poco visitada. A su lado estaba el sacerdote Víctor Manuel Cedrón, actual rector del templo, y presentador del conferenciante. Julián Herrojo nació en San Juan de Nieva (1958). Después de ordenarse sacerdote, su primer destino fue en Cangas de Narcea, al que sucedió Tierra Santa, en concreto Jerusalén, donde desarrolló importantes labores de investigación. En septiembre de 2002 llegó a Gijón; él mismo declara, que "vine a dar sentido a este templo". Pronto surgieron los problemas referentes a su arquitectura que desembocarían en cuatro años de trabajos.

Julián Herrojo explicó que el proyecto del templo se debe al arquitecto Juan Rubió, aunque aquél fue sucesivamente modificado por el arquitecto gijonés Miguel García de la Cruz.

La altura del edificio es de 27 metros, uno más que la catedral de Oviedo, y seis más que la Capilla Sixtina. Se inauguró en 1924, aunque las valiosas pinturas que lo adornan, obra de los hermanos alemanes Immenkamp, no concluirían hasta dos años después.

Julián Herrojo fue señalando con todo detalle las características del edificio y su proceso de restauración. Respecto a la cortina metálica que cierra la entrada, dijo que quiso quitarla pero le convenció Miguel Díaz Negrete de no hacerlo ya que formaba parte integral de su proyecto. Esta cortina fue obra del herrero Cornelio Gutiérrez.

"Fue iniciativa mía solicitar la categoría de basílica para la iglesia, y el arzobispo Carlos Osoro se interesó", dijo Julián Herrojo. Dos aspectos que ocuparon su atención fueron los referentes al traslado de las lápidas con los nombres de los encarcelados en el templo durante la guerra civil al presbiterio; y el despojo del sagrario y de la imagen del Cristo de la Paz, ambas obras muy valiosas. Un expolio que ha de encontrar justicia, ya que fueron donadas en su día por la feligresía gijonesa. ¿Y siendo así qué hacen en Burgos, en la parroquia de la Merced? Alguien, o todos, deberíamos reivindicar el expolio. Propongo una recogida de firmas, como ayer se apuntó en esta interesante charla.

Pulsa para ver más contenido para ti