Un vecino de Gijón cuya identidad responde a las iniciales G. G. E. fue condenado ayer a una pena de tres meses de cárcel como responsable de un delito de maltrato animal. El reo reconoció ante el tribunal haber maltratado física y psicológicamente a una perra que había adoptado en el albergue de Serín y que estuvo a punto de fallecer como consecuencia de la actitud del ahora condenado.

La Policía se percató de la situación en la que se encontraba la perra el 1 de abril de 2015. Los aullidos de dolor del animal obligaron a intervenir a los vecinos, que alertaron a las autoridades de lo que estaba sucediendo en el piso del ahora procesado. Los funcionarios municipales que acudieron a la vivienda observaron que el animal tenía sangre en una pata y estaba muy asustado. En su escrito de conclusiones provisionales el fiscal aseguró que las lesiones de la perra había sido causadas por el ahora condenado, "quién llegaba a utilizar objetos contundentes para golpear al animal, generando en la perra no sólo lesiones físicas sino psíquicas, consistentes en pánico y terror a instrumentos con forma de palo o similar". El representante del ministerio público asegura que el veterinario que trató al animal observó que presentaba "lesiones totalmente compatibles con una situación de maltrato".

La Fiscalía insistió en que el reo "podía haberle causado la muerte al animal". "Claire", una perra mestiza, volvió tras estos hechos a la perrera de Serín, gestionada por la asociación Amigos del Perro. El fiscal pedía en un principio una condena de nueve meses de cárcel para el reo, reducida ayer después de que el acusado aceptara los hechos a cambio de una rebaja en la pena.