Los vecinos de la zona oeste -especialmente los de Jove y El Lauredal- tuvieron que limpiar ayer por la mañana a conciencia portales, ventanas y coches. Los residentes en estos barrios se levantaron a primera hora de la mañana contemplando una imagen que -tal y como denuncian estos gijoneses- empieza a ser ya demasiado habitual: la de la invasión de polvo negro que tienen que soportar de forma periódica en la calle y en el interior de sus casas como consecuencia de la presencia en las inmediaciones de sus inmuebles de industrias altamente contaminantes. Los afectados por la actividad de estas factorías exigen soluciones inmediatas. Temen que tras lo sucedido no se encuentre sólo un problema de limpieza y que la contaminación acabe afectando, además, a su salud.

Y es que en el suelo de los portales no es el único lugar en el que se puede dar buena cuenta del aumento de la contaminación en la zona oeste. Esta realidad también se percibe en los medidores de partículas instalados por la consejería de Medio Ambiente del gobierno del Principado de Asturias. Los ecologistas aseguran que durante el miércoles y el jueves se llegaron a alcanzar picos de concentración de partículas muy superiores a los aconsejables. "Los efectos que las partículas causan en la salud de las personas han estado asociados históricamente a la exacerbación de enfermedades respiratorias aunque más recientemente también se han demostrado sus efectos sobre otras dolencias cardiovasculares", enfatiza Fructuoso Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies.

Para este experto ecologista es "muy complicado" averiguar el punto exacto del que parten las partículas que contaminan estos días las viviendas de la zona oeste. "Es muy difícil porque el episodio se produce en una zona en la que hay muchas industrias, no hay una sola a la que se pueda atribuir el aumento de la contaminación. Además tampoco podemos ni tan siquiera fijar un momento exacto en el que comenzó la emisión de partículas porque el Principado lo único que ofrece en su estadística son medias", explica Pontigo, haciendo hincapié en que durante la tarde del miércoles llegaron a registrarse 93 partículas de menos de 2,5 micras por cada metro cúbico de aire, un dato "alarmante" si se tiene en cuenta que la OMS estableció en 2005 que el límite para estas partículas era de 10 por cada metro cúbico.

Entre los vecinos de El Lauredal ayer había quienes señalaban directamente a la factoría de Arcelor como la responsable de la invasión de polvo negro. Una invasión que, señalaban algunos, coincidió en el tiempo con el encendido del alto horno B de la factoría. Desde la empresa, sin embargo, negaron que se hubiera detectado ninguna anomalía medioambiental. "No tenemos notificación de incidencia alguna. El arranque es gradual, no se alcanza la producción normal hasta tres días después de que el horno empiece a funcionar por lo que las partículas no pueden estar saliendo de aquí. El horno se había parado para llevar a cabo tareas de mantenimiento, algo que también se hizo a principios de octubre con el otro horno sin que pasara nada", afirmó ayer un portavoz de Arcelor añadiendo que el aumento de la contaminación también podría deberse al cambio en la climatología y a la ausencia de lluvias que se ha vivido en el concejo en los últimos días. Y la situación podría ir a peor. En los próximos días se prevé que las nubes sigan sin hacer acto de presencia en Gijón.

La plataforma contra la contaminación de la zona oeste, conformada por varias entidades pero impulsada por la Federación de Asociaciones de Vecinos, celebrará el próximo martes una reunión en la que se analizarán estos últimos acontecimientos por los que el portavoz de esta asociación, José Luis Rodríguez Peón, ya ha pedido explicaciones al Ayuntamiento. A las siete de la tarde del mismo día los miembros de esta plataforma vecinal organizan además una conferencia titulada "Cómo afecta la contaminación a nuestra salud" y que será impartida por el investigador de la Universidad de Nuevo México Charles Gasparovic en una de las salas del Ateneo de La Calzada. "No es un problema de políticos, es una amenaza para tu salud y para la de tu familia y amigos", insisten desde la plataforma.