Otea, la asociación de hostelería y turismo en Asturias, rompió ayer una lanza en favor de los hosteleros que organizaron la fiesta de Nochevieja en la plaza Mayor, a pesar de que la misma acabó "con un botellón en toda regla", situación que lamenta esta asociación del gremio.

En un comunicado, Otea recordó ayer que la fiesta de las campanadas de fin de año lleva muchos años celebrándose por hosteleros que tienen su negocio en la plaza Mayor y es una actividad demandada por los gijoneses, que con la llegada de Foro a la Alcaldía fue cedida su organización directamente a los hosteleros de la plaza Mayor, "un grupo de hosteleros que pusieron su trabajo y su dinero para desarrollarla, siendo una tradición en Gijón y seguida por vecinos y visitantes". Los hosteleros solicitaron la licencia municipal para celebrar la fiesta a través de Otea, dado que el Ayuntamiento puso en su día como requisito que así fuera.

Otea exime de responsabilidad en lo acontecido a los organizadores el evento, dado que "al no ser un recinto cerrado, sino un espacio abierto y libre, no se pudo evitar la masiva presencia de grupos de jóvenes con bebidas practicando el botellón que se intensificó durante las horas finales de la fiesta".

El comunicado también apunta que "desde la organización se dispusieron las medidas que les fueron indicadas, incluyendo ambulancias para atender cualquier incidencia", señalan desde Otea, agregando que " no hubo que lamentar ningún incidente relevante más allá que la suciedad y la imagen que produce cualquier botellón, especialmente en una noche tan señalada como el fin de año".

Tras reiterar su apoyo a los hosteleros que organizaron la fiesta, la asociación lamentó que el botellón "desgraciadamente se repite cada vez con más intensidad en muchas fiestas y eventos abiertos al público", instando a buscar fórmulas entre todos "para su eliminación y tratar de evitar situaciones que lo provocan".