Publicaba una foto el diario del solar donde, con la Universidad Laboral al fondo, se iba a instalar el tanatorio de Funeraria Gijonesa con el primer horno incinerador de cadáveres de Asturias. El artículo lo firmaba Dioni Viña y aportaba datos como que el presupuesto era de 600 millones de pesetas, con un proyecto del arquitecto gijonés Diego Cabezudo, y que hasta entonces los hornos de incineración más cercanos estaban en Bilbao y en Madrid.