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Rompecabezas morado

Rodrigo Amírola, de la corriente que lidera Errejón en Podemos, y Brais Fernández, de Izquierda Anticapitalista, explican posiciones contrapuestas ante Vistalegre II

Rompecabezas moradoMARCOS LEÓN

El próximo día 12 de febrero la asamblea ciudadana de Podemos, reunida en el palacio de Vistalegre de Madrid, emitirá su votación y se conocerá, por tanto, a quienes dirigirán el partido los próximos años. Tres son las grandes corrientes que alberga en su seno el partido que ahora, como secretario general, lidera Pablo Iglesias. Como anticipo, la Sociedad Cultural Gijonesa organizó ayer, en la sede de la Empresa Municipal de Aguas (EMA), un debate en el que participaron sendos representantes de las tres corrientes internas de Podemos: la diputada de Unidos Podemos por Asturias Sofía Castañón (de la corriente de Pablo Iglesias), Rodrigo Amírola González (de la de Íñigo Errejón) y Brais Fernández Matute (de Izquierda Anticapitalista).

Los dos últimos explican, a continuación, su visión de lo que está ocurriendo en Podemos y si serán capaces de juntar las piezas del, por ahora, formidable rompecabezas morado.

¿Existe el riesgo de que tras Vistalegre II se rompa Podemos? Rodrigo Amírola (Madrid, 1990) es tajante: "No hay ningún riesgo, en absoluto. Estamos teniendo un debate que, en algunas ocasiones, no ha sido ni mucho menos ejemplar y mucha gente no lo ha entendido, un debate que no se dio en los términos que debía".

"No, nadie sería tan estúpido", señala Brais Fernández (Vigo, 1986). "Lo que creo que es un riesgo real es que estas divisiones y esta pluralidad no se sepan gestionar bien y genere como un tipo de organización que no tenga reglas comunes y que, finalmente, se acabe convirtiendo en un parlamento de fracciones sin vínculos entre las diferentes sensibilidades, pero la ruptura orgánica no es un riesgo, está fuera de la agenda".

¿Cuáles son las principales diferencias? "Hay dos variables fundamentales", señala Rodrigo Amírola, "una más en clave político-estratégica, en la cual nosotros tenemos un proyecto que está en oposición, sobre todo, con los compañeros de Anticapitalistas, ya que creemos que la institución tiene un papel muy relevante a la hora de construir Podemos como un actor que sea en el futuro gobierno, aunque eso no significa menospreciar la movilización social o la lucha sindical, pero creemos que las instituciones son fundamentales para esa construcción. Y en la posición organizativa tenemos más similitudes con Anticapitalistas, ya que entendemos que en este momento tenemos que construir una organización más democrática, con más capacidad de incluir sectores distintos. La gente que se referencia en torno a Pablo Iglesias en términos organizativos son demasiado continuistas y defienden unos poderes extraordinarios de Pablo Iglesias como secretario general que algunos pensamos que tienen que verse cedidos, tenemos que dejar de ser un partido de secretarios generales y ser un partido de círculos e inscritos, y luego está la comisión de garantías, que tiene que dar pasos claros hacia la independencia".

Por su parte, Brais Fernández explica que "nuestra apuesta es que la crisis del régimen sigue abierta, ni mucho menos la situación económica está estabilizada y la política está falsamente estabilizada, por eso hay que seguir empujando hacia una solución constituyente. La tarea fundamental de Podemos es ponerse al servicio de la construcción de contrapoderes sociales y nosotros damos un papel diferente a las instituciones. Nos gustaría que hubiera una transferencia de recursos en todo el terreno institucional hacia abajo, hacia los movimientos sociales. Los 'errejonistas' hacen hincapié en realizar un buen trabajo institucional como si la institución fuera un campo aparte, y los 'pablistas' tienen la tendencia a hacer como una visión propagandística. Pero hay otra hipótesis: la apuesta de Podemos por la construcción de nuevas formas de contrapoder".

¿Los personalismos están "secuestrando" el debate político? Según Rodrigo Amírola "no es un enfrentamiento de personas y, a veces, se simplifica en exceso y se presenta como un debate entre personas, pero no es eso. Nosotros creemos que Pablo Iglesias tiene que seguir siendo el secretario general de Podemos, pero repartiendo el juego y que los territorios tengan un papel más claro y más autonomía con respecto a Madrid a la hora de tomar decisiones".

Brais Fernández incide en la figura de Pablo Iglesias: "Es bastante obvio que está muy asociada a Podemos y hay una dependencia muy elevada de la figura de Pablo Iglesias, de hecho no nos gusta nada la constante de su amenaza de que se irá en el caso de que pierda. El papel de un secretario general, aunque nosotros estamos radicalmente en contra de la figura del secretario general, debe ser tranquilizar a la gente y facilitar que el debate fuera más calmado. Podemos tiene serios problemas de hiperliderazgo y la bicefalia Pablo-Íñigo nos hace bastante daño. Nosotros queremos plantear una vía alternativa al margen de los dos".

¿Debe haber fusión con Izquierda Unida? "Hemos planteado, y Pablo Iglesias asumió que es una buena idea, que una decisión de ese calado tiene que ser refrendada por una mayoría cualificada de la asamblea ciudadana", opina Rodrigo Amírola, quien enfatiza en que "tenemos que seguir caminando juntos electoralmente, pero en el campo del cambio tiene que haber roles, tiene que haber un trabajo conjunto, sin duda, pero no fusión".

Y en opinión de Brais Fernández a lo que debe tender Podemos es "a aglutinar todas las fuerzas del cambio, incluyendo a Izquierda Unida, pero estamos radicalmente en contra de la fusión, entre otras cosas debido a que a los compañeros de Izquierda Unida nadie les ha preguntado si quieren entrar en Podemos. Me parece una falta de respeto utilizar a Izquierda Unida como moneda de cambio en los debates internos. Lo que se tiene que crear es un espacio en el que Podemos sea una fuerza fundamental, donde tienen que estar Izquierda Unida, la candidaturas de unidad popular y también los movimientos sociales y sindicales, y que eso se tiene que dotar de un paraguas organizativo en el que nadie pierda su identidad ni su autonomía organizativa".

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