Llega la noche y en la zona rural de Gijón la historia se repite. Los jabalíes se sitúan junto a las casas y obligan a esperar para acceder a las cocheras y a las viviendas desde el coche. Muchos de ellos se quedan enfrente de las personas, observando, hasta que se puedan retirar. Lo hacen en grupo, y sin miedo a acercarse a las zonas habitadas. Baldornón es una de las zonas afectadas y un vídeo de denuncia de los vecinos demuestra el sentir de la mayoría de ellos.

"Es habitual que se pasen cada día y que sigan provocando destrozos. Se meten casi hasta las casas, destrozan las tierras y los cierres. No hay semana en la que algún vecino nos traslade algún percance con jabalíes", señala Xuan Pandiella, presidente de la Asociación de Vecinos "San Emiliano" de Vega.

La zona rural de Gijón, junto a los ganaderos, se han unido para reclamar medidas al Principado que solucionen el problema con los jabalíes. Pero aún no han obtenido respuesta. Los afectados por las correrías del jabalí exigirán al Principado que autorice cacerías fuera de las áreas de exclusión para hacer frente al aumento de la población del jabalí.

Vecinos de asocaciones vecinales de han acordado la redacción de un documento en el que exigen a la Consejería de Desarrollo Rural que se organicen batidas con perros para sacar al jabalí de las zonas de seguridad, en las que han proliferado "de forma exagerada" en los últimos tiempos, conscientes los animales de que en estas áreas cercanas a las poblaciones están a salvo. Y de forma complementaria, que se organicen batidas de caza "con cazadores en vez de con guardas, que para eso pagan su licencia", apostilla Hernán García, uno de los ganadores afectados.

Los vecinos de la zona rural ya elevaron su indignación a finales del pasado verano resaltando que "tenemos los jabalíes a diez metros". "Desde junio, día sí y día también pasan por delante de las viviendas los jabalíes. De día y de noche. Están a diez de metros de la puerta de casa. Es una situación de mucha inseguridad, parece que tendrá que suceder cualquier desgracia para que reaccionen". Ese testimonio era de Carmen Meana, vecina de Vega, en la carretera que sube hacia San Martín de Huerces. Pero su caso no era el único, ya que bien lo podrían repetir y lo siguen repitiendo infinidad de vecinos de diferentes parroquias de Gijón como Caldones, Castiello o Roces.