A diferencia de otras despedidas de Bachillerato sucedidas en los últimas semanas, las que ayer llevaron a cabo los Institutos Rosario Acuña y Jovellanos -una en el centro Gijón-Sur y la otra en el Palacio de Congresos de la Feria de Muestras- eran de verdad las despedidas oficiales. Cumplidos los exámenes de la EBAU (la actual selectividad), los estudiantes, sus familias y los docentes pudieron dejarse llevar por el relajo y la sensación de otra promoción cumplida. Ayer fueron algo más de 160 alumnos -102 del Real IES Jovellanos y 62 del Rosario Acuña- los que se vistieron con pajarita, traje, faldas largas y tacones para celebrar el fin de una importante etapa escolar.

El equipo docente del Rosario Acuña dejó la lección final del curso en manos del profesor de Filosofía José Carlos Rivera. La dio recurriendo a la fórmula de la tríada hegeliana para pasar, sucesivamente, por la reflexión sobre la adolescencia pasada como tiempo de lucha; la Universidad venidera, desde la crítica a la concepción de negocio que ahora envuelve a la que debe ser una magna institución académica; para concluir con "la emoción de la esperanza ligada a la capacidad de acción, la voluntad y las ganas de cambio de una nueva promoción. Es la emoción de creer que las cosas pueden cambiar", sostuvo el docente. Y en esa emoción se manejó la noche.