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Vecinos y colectivos ciudadanos reclaman un control sobre el benceno en Arcelor

La Federación de Asociaciones insta al Ayuntamiento a "que dé un paso adelante" en las exigencias al proyecto de las baterías de coque

La decisión de Arcelor de no realizar estudios en el proyecto de reconstrucción de las baterías de coque de Veriña sobre la contaminación por benceno ha provocado preocupación entre distintos movimientos ciudadanos, que consideran que uno de los principales contaminantes que se emiten a la atmósfera durante la producción de coque es benceno, un compuesto químico cancerígeno que en Asturias tiene actualmente sus principales focos de emisión en las baterías de coque de Arcelor en Avilés y en una planta de alquitranes de Trubia. La multinacional se acoge a que la normativa europea no le obliga a hacer un estudio sobre ese contaminante y además sostiene que las futuras baterías no lo emitirán a la atmósfera, sino que el compuesto que lo origina, el benzol, se va a usar como combustible en otros procesos siderúrgicos.

"No entiendo que una preocupación que plantea incluso en Ayuntamiento de Gijón no sea atendida", señaló ayer el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la zona urbana, Adrián Arias, en referencia a que ese estudio sobre el benceno no sólo lo pidieron los movimientos vecinales y ecologistas, sino también el Ayuntamiento, en las alegaciones del Estudio de Impacto Ambiental de las baterías de coque.

Arias instó al Ayuntamiento a que "sea inflexible" y atendiendo a la sensibilidad ciudadana "de un paso adelante" para exigir a Arcelor que realice el estudio sobre el benceno. Adrián Arias recordó que "en Avilés hay un problema con el benceno y no lo decimos nosotros, lo dicen las mediciones".

José Luis Rodríguez Peón, de la Plataforma contra la Contaminación en Gijón, cuestionó que Arcelor se escude "en que no le obliga la UE" para no hacer un estudio sobre el benceno y cómo va a afectar "a una zona ya muy contaminada por la cantidad de industrias que hay aquí". A ello añadió que no comprende cómo Arcelor puede decir en respuesta a las alegaciones que la contaminación lleva cinco años bajando en Gijón: "No sé dónde harán las mediciones, nosotros hemos visto pocos cambios en la zona oeste". Rodríguez Peón reclama "control de la administración" sobre la siderúrgica y también calificó de "preocupante que el Principado haya dicho que ese mejor opción reconstruir las baterías viejas que hacerlas nuevas".

Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecologista de Asturias señala que "no nos fiamos para nada de Arcelor; cuando dice que el proceso de las baterías va a ser impoluto no se lo cree nadie, porque no hay ningún proceso industrial impoluto y menos de Arcelor, que es un coladero". Pontigo considera especialmente "preocupante" que Arcelor haya desechado incluir en el proyecto el lavado de benzol, que suponía "cinco millones de euros" adicionales a los 150 que va a invertir la siderúrgica en la reconstrucción de las viejas baterías de Gijón. Pontigo sostiene que no todo el benzol que se genere durante el destilado de la hulla se va a quemar como combustible en otras instalaciones siderúrgicas, como sostiene Arcelor, sino que una parte se va a transformar en benceno y acabará en la atmósfera.

Para Paco Ramos, de Ecologistas en Acción, "la presión social ha hecho que se hayan conseguido condiciones bastante mejores" para el proyecto de las baterías y destacó la importancia de que se garantice el cierre de las de Avilés. También recordó que las baterías de coque son uno de los focos de emisión de benceno, junto a plantas de alquitrán.

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