El consumo de cannabis (marihuana) se ha disparado en los últimos dos años entre los más jóvenes, y lo que es "aún peor": ha disminuido la percepción de riesgo por su consumo. Por ello, Proyecto Hombre lanzó ayer un mensaje de alarma tras hacer públicos los datos de la memoria de actividades de la entidad a lo largo del año pasado. "Estamos ante la sustancia ilegal más consumida por encima de los psicofármacos, y debemos darnos cuenta de que algo está pasando", alerta Santos Fernández, director técnico de la Fundación CESPA.

Los datos que maneja la entidad reflejan cómo desde hace dos años el consumo se ha incrementado en tres puntos en la franja de edad de 15 a 34 años, lo que conlleva un aumento progresivo de las demandas de tratamiento en Proyecto Hombre. Además de ser jóvenes, se trata de consumidores de larga duración (una media de 7,2 años los hombres y de 5,6 las mujeres), con problemas muy importantes asociados como la aparición de patologías mentales graves. Por eso, "tenemos que hacer una reflexión; la marihuana es más prestigiosa entre los jóvenes que el tabaco", advierte Luis Manuel Flórez, "Floro", responsable de Proyecto Hombre en Asturias, antes de llamar a "no perder el norte" con cuestiones como la legalización del cannabis. "En un uso médico controlado, perfecto. Pero la salud tiene que ser lo primero", advirtió.

En cuanto al resto de sustancias, el alcohol sigue siendo la más consumida, seguida de la cocaína, el hachís, la heroína y los policonsumos. Los consumidores que se acercan a los tratamientos de Proyecto Hombre, además, presentan perfiles diversos. "Ya no podemos hablar de un perfil en concreto", señala Flórez.

Además, en los últimos meses se han atendido ya algunos casos de niños adictos a las nuevas tecnologías, algo que motivará la puesta en marcha de estudios al respecto. Y que, como medida de prevención, requerirá intensificar las actividades del programa juvenil "Reciella", con sede en Oviedo. Proyecto sigue luchando para abrir una sede en Gijón, donde hay alrededor de cien usuarios. Pero "nos falta local y financiación", lamentan.