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MARTA ARCE | Judoka trimedallista paralímpica y trainer

"La actitud lo es todo en la vida; hay que levantar la cabeza y sacudirse el polvo"

"El trabajo diario, el esfuerzo por conseguir un objetivo, es aplicable a prácticamente todos los ámbitos y más aún en el mundo laboral"

Marta Arce, ayer, durante el taller que impartió en Gijón. JUAN PLAZA

Marta Arce Payno (Valladolid, 1977) nació con albinismo óculo-cutáneo completo pero, lejos de rendirse, eligió ser feliz. Hoy, es madre de tres hijos y tres medallas en judo en los Juegos Paralímpicos de Londres, Beijing y Atenas, además de varios entorchados a nivel mundial y europeo. En el día de ayer impartió un taller en la fundación Femetal en la que acercó esos valores que aplica en su vida diaria y deportiva al mundo empresarial.

- ¿Qué tienen en común el deporte de alta competición y el mundo empresarial?

-Los valores. Muchísimas veces las personas que viven el mundo de la alta competición sufren situaciones muy estresantes: plazos, jugárselo todo a una carta, incluso pánico. Tiene mucho que ver con el día a día en el mundo laboral. El trabajo diario, el entrenamiento, el esfuerzo por conseguir un objetivo, es aplicable a prácticamente todo en la vida, y más aún en el mundo laboral.

- ¿Qué similitudes existen entre esas diversidades funcionales y los retos que se puede encontrar un deportista en el día a día?

-El superar esas barreras te dota de unas herramientas vitales que sirven para cualquier cosa en la vida que quieras que hacer y obviamente se pueden aplicar a la empresa. Una persona que tiene una discapacidad, que está trabajando, que ha competido en la alta competición, de entrada ya ha tenido que superar una serie de barreras, no solo las propias personales, sino las que le van poniendo los demás, la sociedad, que no está preparada para las personas con discapacidad. El ir superando esas barreras hace que tu concepción de un límite, de un escollo para alcanzar un objetivo sea distinta que para el resto de las personas.

- ¿A qué se refiere?

-A que otras personas, en cuanto encuentran el primer obstaculito, dan por finalizada su carrera porque ya no ven solución, porque no han tenido nunca que enfrentarse a ese tipo de situaciones, con lo cual no están acostumbrados a tener una visión transversal, a buscar caminos distintos para llegar al mismo sitio, para alcanzar su objetivo. Eso es lo que hace una persona con discapacidad. Una persona que por un accidente, una enfermedad o un problema congénito ha tenido que buscarse las castañas para poder hacer lo mismo que hacen los demás, porque la vida no te permite hacer otra cosa, consigue esos hitos. Al final tomas costumbre de, cuando ves un obstáculo, decir "lo voy a superar de una u otra manera y voy a llegar hasta donde quiero llegar".

- ¿Por qué se tiene tanto miedo a superar esos obstáculos?

-Porque eso supone salir de la zona de confort y ahí dentro se está muy cómodo. Eso no nos gusta a nadie, a mí tampoco, pero no me ha quedado otro remedio. Sí es cierto que si te aventuras a salir una vez, vuelves a hacerlo una segunda, y luego otra y al final le acabas cogiendo el gustillo a probarte y ver si puedes. Esa es la base para la normalización de las personas con discapacidad en el mundo laboral. Muchas veces son personas muy formadas que no llegan a esos puestos de trabajo porque otras personas que no creen en las capacidades ajenas, fundamentalmente porque ni siquiera creen en las propias, no le dan esa oportunidad. Se acostumbra a dar cursos a las personas con discapacidad cuando quizás deberían darse a las personas que las van a contratar. Somos muy amigos de esta terminología de la inclusión pero a la hora de la verdad no apuestan por ello y lo cierto es que una vez que lo hacen, nadie se arrepiente.

- Decía en el taller que ser feliz es una decisión.

-Sí. Yo creo que la felicidad es una actitud ante la vida. Desgracias nos ocurren a todos y no podemos hacer más que pasar por esos tragos amargos de la vida; problemas hay siempre, son la sal de la vida, siempre van a pasar cosas. Pero la actitud con la que te tomas las cosas en la vida define el tipo de persona que eres, hay que levantar la cabeza y sacudirse el polvo. La actitud lo es todo, si decides que vas a ser una persona feliz de forma consciente, vives las cosas de otra manera. Tomar esta decisión tan drástica hacia mí misma viene de haber conocido a gente que estaba empeñada en ser desgraciada y terminan siendo gente triste, a la que las cosas le van mal.

- Asegura que el judo es un deporte muy inclusivo, ¿por qué?

-Porque no requiere material adaptado, solo buena voluntad. Una persona ciega que no ha hecho deporte nunca va a hacer judo y necesitará un poquito de buena voluntad por parte de sus compañeros los primeros meses como mucho si es una persona con problemas de movilidad que ha tenido falta de estímulo, si no, incluso menos. Una vez que esté dentro de la rueda, que tenga la dinámica cogida, con un pequeño agarre de referencia, le va a servir para hacer judo con total normalidad, sin que otras personas puedan notar la diferencia.

- ¿Hacia dónde va su futuro?

-Eso quisiera saber yo. Estoy probando tantas cosas al mismo tiempo que no lo sé. Me gustaría seguir trasladando todos estos valores. Una de las cosas que más me mueve a hacer todas estas cosas es que me gustaría que el futuro, que será lo que vivan mis hijos, sea distinto.

- ¿Queda mucho por recorrer aún?

-Sí. Podríamos pensar que alguien que nazca ahora con albinismo no viviría lo que he vivido yo, que va tener todo más fácil, pero no es así. A día de hoy hay profesores de educación física, por ejemplo, que no entienden que esos niños en determinadas situaciones no ven. No les apoyan con un gesto tan nimio como ponerle petos a los compañeros, ponerle en el equipo que juega de espaldas al sol o utilizar un balón fosforito. Hay muchas cosas que la gente que no está sensibilizada no acaba de entenderlas todavía. Que estos niños tengan que pasar cuarenta años después por lo mismo que he pasado yo no tiene perdón.

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