Las redes sociales se convirtieron en un hervidero después de salir publicadas las imágenes que mostraban cómo había quedado la plaza Mayor después de la celebración de la fiesta de Nochevieja. El emplazamiento rebosaba de bolsas de basura y restos de porquería, al punto de que los trabajadores de Emulsa tuvieron que recoger 1.900 kilos de envases y otros 3.000 kilos de vidrio. No obstante desde el Ayuntamiento de Gijón se resta importancia a lo sucedido.
"Cuando hay multitud se acumula porquería, pero parece que se quiere que se prohiban las fiestas", asegura el concejal Esteban Aparicio que niega que lo de la plaza Mayor fuese un botellón con el que se hizo la vista gorda. "El concepto de botellón es otra cosa, la ordenanza prohíbe que varias personas tomen la calle y estorben porque supone hacer un uso inadecuado del espacio público", sostiene el concejal que ve en la celebración de Nochevieja una tradición. Aparicio, además, destaca el trabajo realizado por Emulsa.
El colectivo de trabajadores, por su parte, ha agradecido las muestras de apoyo recibidas y dar visibilidad al arduo trabajo, pero han aprovechado la ocasión para "reivindicar que no todos los compañeros tienen las mismas condiciones laborales aunque desempeñen igual trabajo".