Coincidiendo con la segunda pleamar del día, a las 16.34 horas, la playa de San Lorenzo volvió a ofrecer una de sus imágenes más espectaculares del invierno, con el mar bravo, oleaje, y numerosos curiosos divisando desde el Paseo del Muro la estampa del principal arenal gijonés.

Las olas, sin ser de un tamaño espectacular, si que se manifestaron en toda su belleza y esplendor sobre la playa gijonesa, de forma continua, con una altura significativa, y rompiendo contra el muro, el Club de Regatas o la iglesia de San Pedro. La espuma blanca creada por las olas sustituyó al habitual azul del mar de la bahía.

Hasta 1,4 metros subió la marea sobre el nivel del mar en El Cantábrico, y con un oleaje rodando entre los dos y tres metros de altura.