"Como hacían las cosas los paisanos de siempre". Así define Manuel Gutiérrez Busto, presidente del jurado, el proceso de elaboración de la sidra que ayer se cató en la VII Edición de la Sidre Casero Fecho en Maera, celebrado dentro del certamen "Primer sidre l'añu" que durante este puente de Semana Santa congregó en el entorno del Tendayu del Pueblu d'Asturies a alrededor de 9.500 personas. Y así sabe la sidra del mierense Luis Álvarez, el ganador de esta competición.

Si el caldo regional por excelencia fue el protagonista en los cinco días que duró el certamen, ayer lo fue la sidra casera, realizada en casa, de forma artesanal, en zapicas de madera. "Es una sidra muy natural, muy fresca, con unos aromas y un gusto que transmite la propia madera por medio de los taninos", analizó Gutiérrez Busto, "es como tomar la sidra de antaño, sin ninguna adulteración", explica un hombre que lleva casi medio siglo probando sidra. "Esta me recuerda a lo viejo, a lo distinto, no a lo industrial, a lo artesanal", explicitó el presidente del jurado. Es una sidra que "se realiza en barricas más pequeñas, por lo que no pueden tener la presentación, el abrir, el espalme o el aguante de una sidra industrial pero conserva otras cualidades, como aromas de fruta madura más que de flor", explicó Gutiérrez Busto.

Precisamente por ello, por su larga historia, su forma artesanal de elaborarse o por lo escaso de estas cosechas, son necesarios eventos como este, para que la tradición no se pierda. Marcos Abel Fernández, organizador del evento, quiso poner en valor que "Asturias es un caso único en el mundo. En ningún otro lugar se elabora sidra en casa. Los llagareros que vienen de fuera alucinan con los pequeños llagares que tienen algunas personas montados en su domicilio", explica. Unos llagares que "van modernizándose, incluyendo más aparataje y más cuidados", lo que va en detrimento de las barricas de madera. "Se usa cada vez más el acero inoxidable, incluso con sistemas de frío".

La razón se encuentra en que "la madera es mucho más compleja, es un elemento vivo, que cambia constantemente", arguye el experto. Sin embargo, para Fernández tiene mayor peso "el componente artístico y vital". El organizador del evento enfatiza que "en madera se hace mucha mejor sidra, pero también es más fácil que se pierda. La mayoría de la gente no tiene formación, aprendieron a hacer sidra en casa, gracias simplemente a la cultura asturiana de la sidra".

La misma que lleva una veintena de años aplicando en sus cosechas caseras el mierense Luis Álvarez, que en los tres años que se presentó al concurso logró un tercer puesto y dos primeros. El último, ayer mismo. "Sabía que la sidra estaba buena, pero no para tanto", reconoce el vencedor de esta edición, a quien ayuda a elaborar la sidra su hijo Juan Luis, químico. "Me dice si tengo que esperar un poco más o si la sidra ya está en su punto", resume.

A la ayuda de su hijo se suma la formación propia, con unos cursos de la Universidad Popular de Gijón. "A partir de ahí, fue cuando eché a andar", rememora Álvarez que llevaba años sin elaborar sidra en madera, una tradición que recuperó en 2016 para participar en este concurso. Y ahora, seguirá haciéndolo con la barrica que le otorga el primer premio. "Hay que llenarla pero ya, ahora a seguir concursando con más ganas que nunca", asevera feliz el ganador.

Álvarez toma el relevo de Ángel Marcos, vencedor el pasado año y que en esta ocasión se tuvo que conformar con el tercer puesto. "La sidra casera es muy auténtica, es zumo de manzana tal cual, fermentado", explica Marcos, que comenzó a elaborar sidra en casa en los años ochenta "y poco a poco, me fue despertando el interés por tratar de mejorar". Marcos tiene un pequeño llagar en Gijón, en un local de Pumarín y es incapaz de decidir qué momento de la cosecha es más especial. "Desde que mayo la manzana hasta que está para corchar, estoy constantemente trabajando y contemplando", rememora el sidrero que utiliza su sidra para el consumo casero "y regalar alguna cajina a los amigos". Para Marcos, la sidra casera tiene algo que la hace única. "Nunca sale igual, aunque la hagas siempre de la misma manera", enfatiza. Y la de este año "dejábase querer".