Casi dos millones de españoles viven con baja visión, en su mayoría provocada por sufrir degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o glaucoma. La baja visión se puede definir como cualquier limitación de la agudeza o el campo visual que incapacita a la persona para desarrollar tareas de su vida cotidiana, como la lectura, el aseo personal, el reconocimiento de detalles, la orientación y movilidad, el cálculo de las distancias y la posición de los objetos.

La DMAE y el glaucoma son dos de las principales patologías que causan baja visión, aunque con efectos diferentes. El glaucoma produce una restricción periférica del campo visual, lo que afecta a la orientación, la movilidad, el cálculo de distancias, el desplazamiento al atravesar una puerta, el detectar objetos por la calle, etc. Sin embargo, los pacientes con glaucoma tienen menos dificultades para leer textos y observar los pequeños detalles, aunque a veces también pueden tener estos problemas. En cambio, la DMAE afecta a la parte central de la visión, lo que restringe actividades como leer, reconocer un rostro, caminar por la calle, comprobar el precio en una etiqueta, manejar los electrodomésticos, etc., en definitiva, todos los actos relacionados con la visión del detalle.

La baja visión lleva aparejadas limitaciones en la independencia personal que afectan a la calidad de vida y suelen ir acompañadas de un deterioro cognitivo, muchas veces asociado a la edad y otras veces a la depresión.

¿Cómo mejorar la calidad de vida de los pacientes con baja visión?

Hoy en día está disponible un gran abanico de soluciones y ayudas ópticas, no ópticas y electrónicas. En primer lugar, hay que diferenciar entre las actividades para lejos y las actividades para cerca. Tu optometrista especializado en baja visión puede recomendarte la mejor solución.

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