Defectos hallados en el material refractario que se estaba instalando en las baterías de coque de Gijón han obligado a frenar esa parte fundamental de la obra de reconstrucción de la instalación y a enviar para casa, como máximo hasta el próximo 5 de agosto, a unos 180 trabajadores de la UTE Imasa-Liz Montajes, que es quien está ejecutado los trabajos con el material que le suministran; si bien los sindicatos intentan negociar que se reubique a los trabajadores en otras parcelas de la obra de las baterías, como las instalaciones auxiliares de los hornos.
La mala calidad del material refractario entregado por una empresa suministradora fue detectada por los técnicos de calidad que se encargan de supervisar para Arcelor la reconstrucción de las baterías. Los problemas técnicos del material se encontraron cuando ya había sido instalado parte del refractario en las baterías, que ahora deberá desmantelarse para colocar otro con la calidad adecuada.
En la demolición de ese refractario defectuoso se empleará a un pequeño grupo de trabajadores de la UTE. Los otros retornarían a más tardar el 5 de agosto, o incluso antes si la empresa suministradora entrega con mayor premura el nuevo refractario o se recolocan en otras labores.
El refractario es determinante en la vida útil de una instalación como las baterías de coque. Con la calidad adecuada puede garantizar unos 40 años de vida útil a la instalación. De no haberse detectado la menor calidad en la remesa entregada, la vida útil de las baterías se acortaría a menos de la mitad, según explican fuentes sindicales.
Arcelor señaló ayer que el problema detectado con el refractario no varía los plazos previstos para poner la obra en servicio; en junio de 2019 la batería 1 y, a finales de ese año, la 2.
Por su parte, desde Imasa se insistió ayer en que el problema con el refractario "no entra en los alcances de Imasa" y que la parada temporal sólo afectará a la colocación del mismo, por lo que "sigue el desarrollo normal del resto de trabajos contratados a nuestra empresa".
