"A esta iglesia vienen todos los turistas y quedan flipados". El cura de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, tiró esta mañana de su habitual ironía en el acto de bendición de las aguas, que congregó en el Campo Valdés a decenas de personas.

En medio de un espectacular sol y un calor de achicharrar, el párroco puso el acento en "lo más histórico de Gijón", "en las primeras piedras de la villa", que es la iglesia de San Pedro. Gómez Cuesta también se refirió al "vínculo especial" que hay entre Gijón y Covadonga. Lo hizo precisamente tras la entrega del premio "San Pedro 2018", que concedió la Asociación Amigos de San Pedro al santuario de Covadonga.

Fue el abad, Adolfo Mariño, quien recogió el reconocimiento durante la misa que presidió el Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. El prelado asturiano fue el encargado en esta ocasión de bendecir las aguas y de realizar la ofrenda floral, junto a la alcaldesa Carmen Moriyón.

El coro de Cimadevilla puso la nota final a la festividad de San Pedro, que continúa esta tarde con la entrega de las medallas de oro y de plata en el Teatro Jovellanos.