Antes, las novias caminaban hasta el altar vestidas de negro. Era cuestión de pragmatismo: la costumbre de someterse a largos lutos cuando algún familiar fallecía hizo que las mujeres amortizasen con mayor facilidad las prendas oscuras. Después, cuando celebrar una boda comenzó a ser también una forma de reafirmar un estatus social concreto, las futuras esposas empezaron a lucir largos y elegantes vestidos blancos, vestidos "de novia" por definición, confeccionados de forma expresa para el gran día. Los diseños, eso sí, continuaron evolucionando según las modas vigentes, así que las recién casadas se fueron quitando y poniendo las hombreras, los bordados, las enaguas y las lentejuelas según dictasen las pasarelas. Como resumen de todos estos cambios, el Muséu del Pueblu d'Asturies expone desde ayer la muestra "Sí, quiero", formada por seis vestidos de novia y una veintena de retratos de bodas antiguas.

Los vestidos expuestos se confeccionaron entre los años 1898 y 1975, y los retratos corresponden a ceremonias celebradas entre 1880 y 1960. La muestra, disponible en la sala de exposiciones temporales del edificio, se completa con algunos de los accesorios tradicionales que completan el aspecto de la novia, como sus zapatos, los tocados en el peinado y el velo que lo cubre.

Al comprender casi un siglo de cambios, la colección sirve de compendio gráfico para resumir la estética de las bodas en la historia reciente de España. Los que recorran la muestra verán cómo en las fotografías más antiguas, por ejemplo, lo normal era que las novias luciesen de negro, sí, pero con vestidos que poco a poco también se fueron sofisticando e incorporando abalorios de cristal o piedra y tejidos de crepé, tul y seda marroquí. Cuando las mujeres de las clases más altas decidieron en el siglo XIX que su gran día exigía también un gran vestido blanco -símbolo de la luz y la pureza-, el resto de capas sociales acabaron por adoptar su gusto como propio. Los retratos más recientes de la exposición, por tanto, muestran el estilo de boda que todos conocen, el de los velos largos, los ramos de flores y los posados en estudios fotográficos profesionales.