"Fui a presentar los papeles para firmar el contrato el lunes y vinieron todos a darme un abrazo y felicitarme". Así explica Rubén Vargas cómo fue su recibimiento por parte de los compañeros cuando llegó al supermercado en el que va a comenzar a trabajar. Con alegría y consciente de que es una gran oportunidad, este avilesino de 23 años se muestra agradecido al programa "Aprender trabajando" de la Fundación Secretariado Gitano, a través del cual tiene su primer contrato laboral.

En esta tercera edición del programa 10 jóvenes de etnia gitana han finalizado el curso de formación con la empresa Carrefour. Esta experiencia se ha convertido en el estreno laboral de todos, al margen de la ayuda que la mayoría presta a sus familias en los mercadillos, según explican los tutores. La oportunidad les ha llevado por distintas áreas del supermercado para poder exprimir al máximo el aprendizaje. De los diez jóvenes, Rubén Vargas ha salido, por ahora, como el único con un contrato.

Además, el proyecto "Aprender trabajando", en su lucha por conseguir formar e integrar a los más jóvenes de la comunidad gitana, les ha formado en diversos talleres como el que culmina con una licencia para utilizar carretilla elevadora, el que refuerza valores de igualdad de género o les acerca a nociones básicas de finanzas. "Es un proceso de empoderamiento", explicó José Juan Fernández, tutor del programa, en un acto de entrega de diplomas a los participantes.

Otras alumnas del curso fueron Eva Gómez y Talía Camacho, ovetenses de 20 y 19 años, que pese a no lograr terminar con un contrato se muestran muy contentas de lo vivido. "Nos va a abrir muchas puertas a lo largo de nuestra vida", aclara Camacho, quien también comenta que "nos dijeron que posiblemente podríamos trabajar con ellos" más adelante. Además, agradece que este tipo de cursos permitan romper tópicos sobre la comunidad gitana, ya que "con este tipo de trabajos te abres las puertas para demostrar que podemos hacer muchas cosas". Por su parte, Gómez manifiesta que el comienzo no fue fácil, ya que, tras pasar por el puesto de reponedora le tocó incorporarse a otras secciones como la de carnicería y pescadería "y era mucha responsabilidad y trabajo, pero me fue gustando y acabé bien. Al final no fue tan fuerte como pensaba".