Irene García-Ciaño (Gijón, 1961) es retratista pero no de personas, sino de perros. La razón: "El mundo de las mascotas es uno de los que más llama actualmente. De hecho, Asturias es la región con más perros de España". En sus inicios, hace unos tres años, esta artista pintaba a su perro, pero no tardó en recibir propuestas de amigos y familiares para retratar a sus mascotas. "A partir de ese momento me planteé dedicarme más seriamente a este tipo de trabajo. Antes la gente pedía un retrato del hijo, ahora te lo piden del perro", cuenta García-Ciaño, aunque, admite, "hay más curiosidad que encargos reales".

Con acuarela, pastel u acrílico, Irene se adapta a todo tipo de técnica artística que encaje con la estética de cada animal. "Trabajo sobre todo con acuarela pero algunos perros 'demandan' otro estilo, bien sea por el pelaje o porque así lo pide el dueño", cuenta. Además, la técnica es un elemento crucial en lo que se refiere a tiempo, ya que puede variar entre una y tres semanas. No obstante, la artista cuenta que se pasó gran parte de su vida alejada del óleo y otras técnicas que requerían del uso de aguarrás debido a una alergia que comenzó a padecer a los 25 años. "Fue cuando mi madre perdió la memoria y yo cogí alergia al aguarrás. Tuve que someterme a una exposición progresiva. A día de hoy me irrita a veces pero ya lo tolero, aunque no me gusta mucho porque se tarda más. Lo que más me apasiona es pintar con acuarela", confiesa.

Uno de los elementos más importantes en los retratos -tanto caninos como de personas- es "la mirada", ya que " al plasmarla se transmite la esencia del animal". No obstante, este componente también es "el más difícil de dibujar", asegura la artista, porque "la mirada es como su alma".

Aunque son muchos los que prefieren tener una obra original, actualmente el mundo impreso tiene mucho impacto y sus precios son muy competitivos si los comparamos con el que puede tener la pieza única, pero "pese a ser más costoso los precios no son tan desorbitados como la gente piensa", afirma Irene.

Así mismo, la artista cuestiona el concepto que actualmente se tiene de la creatividad y afirma que "hoy día se educa más a los niños en copiar que en ser creativos. Cuando se apunta a un chaval en una academia de arte suelen decirle que trate de imitar algo que ya ha sido hecho anteriormente, pero se les debería dar su espacio para que se expresen tal como son, libremente".

Antes de dedicarse al mundo del arte, García-Ciaño trabajó durante 10 años en La Bodega Fantástica, restaurante de Gijón que llevó junto con su marido, quien era el cocinero del local y le sirvió de inspiración posteriormente para sus ilustraciones. "Me pasé 10 años pensando en hostelería y me reinventé para el mundo del arte, nunca es tarde", afirma.

El proyecto en el que la artista gijonesa se encuentra trabajando actualmente son unas "viñetas matinales" sobre ilustración gastronómica donde los protagonistas son un cocinero (su marido), "Ava" (su perro) y un pez. "Me levanto cada día a las 6.30 de la mañana y pienso en qué historia quiero contar en la viñeta. A veces me inspiro en acontecimientos actuales y otras veces trato de seguir una historia. Es un buen ejercicio práctico que me obliga a trabajar la creatividad.", cuenta Irene. Cada día realiza la publicación del cocinero a lo largo de la mañana acompañada del hashtag "#sercocineroes", con el cual pretende incitar a sus seguidores a la reflexión. "Cuando tardo un poco en publicar la viñeta del día a veces se alarman y piensan que igual me ha pasado algo porque siempre soy bastante puntual para subir la foto", asegura esta singular pintora.