La evidente proliferación del negocio de los cursillos para aprender a hacer surf obliga a las escuelas a llegar a un acuerdo para repartirse el espacio reservado a este uso en la playa de San Lorenzo. Así lo entiende Jesús Espina, presidente de la Federación de Surf del Principado de Asturias, que aboga por "una mayor organización" entre las entidades que garantice menos tensión entre los usuarios de la playa.
"Son ellas -las escuelas- las que tienen que hablar entre sí y organizarse", sentencia Espina; "tienen que establecer una serie de calendarios o de horarios para no coincidir todas a la vez en San Lorenzo". Para Espina, "no puede ser que un día cualquiera de verano se puedan juntar 300 personas aprendiendo a hacer surf a la vez". Más aún en una época estival donde "se nota un repunte importante con la llegada de turistas o de quienes aprovechan el verano para aprender a surfear". Una situación que no es exclusiva de Gijón, sino que se replica en toda la costa asturiana.
El presidente entiende que desde la Federación, como entidad, "no podemos hacer nada porque no son clubes, son empresas privadas". El papel del organismo se limita a "regular que todos los monitores sean titulados, que el sector se profesionalice y no quede gente sin preparación".
Las declaraciones de Espina vienen a raíz del altercado ocurrido el pasado viernes entre uno de estos cursillistas y un miembro del equipo de Salvamento, quien le indicó que no podía salirse de la zona reservada para surfistas. El alumno se tomó mal la orden y acabó por propinar un empujón al socorrista, según la versión aportada a los agentes de la Policía.
"Hay playa para todos", concluye Espina, "quizá el espacio reservado para la practica de surf no es demasiado grande", sobre todo en verano con un gran aumento de cursillistas, "pero hay que repartirse, llegar a acuerdos y que haya buen ambiente", entendiendo que el equipo de Salvamento "hace su trabajo".
Espina también apunta a que los surfistas más expertos "no suelen acudir a San Lorenzo, y menos en verano, porque hay menos olas. Suelen ir a playas más abiertas buscando olas con más potencial para surfearlas".
