Como si de una sextaferia se tratase, sesenta alumnos de segundo de la ESO del colegio San Miguel de Gijón recorrieron ayer la playa de Poniente con la firme intención de dejarla lo más limpia posible. Armados con guantes, bolsas de basura y mucha paciencia, los jóvenes consiguieron, en dos horas de trabajo, limpiar una franja de seis metros de ancho por cien de largo, un metro cuadrado por cabeza. En total, casi cinco kilogramos de residuos, esencialmente plásticos y colillas.

Sin embargo, el objetivo principal de la jornada no era tanto limpiar la playa, como concienciar a los más pequeños del problema que supone la contaminación para el medioambiente. Se trata de un proyecto enmarcado dentro de la asignatura de Física y Química y que presentarán a la Fundación Princesa de Asturias, dentro del programa "Toma la palabra", que este año lleva por lema "Sin azul no hay verde".

"Una de las partes esenciales del proyecto es la limpieza de espacios naturales. Hoy la playa, pero también rutas de montaña o ríos", relata Roberto Fernández, uno de los profesores organizadores. A ello se suma el trabajo de concienciación en clase, "con vídeos y documentales sobre la contaminación de los océanos, sobre todo con plásticos" y su réplica en casa.

"Los padres nos cuentan cómo en casa ya intentan concienciar a sus familias en la necesidad de reciclar o reutilizar los materiales", confirma Fernández, que también apunta cómo "el almuerzo para el recreo lo empiezan a traer en bolsas de tela y no de plástico", como ejemplos de buenas prácticas.

"Los plásticos están invadiendo el mundo, y los humanos lo estamos destruyendo", enfatiza una de las alumnas, María Coconeanu, de 13 años, "tenemos que entender que con estas acciones no ayudamos solo al medioambiente, sino también a nosotros mismos, los humanos".

Coconeanu ya aplica en su casa lo aprendido en clase. "Intento reutilizar todos los materiales que puedo y reducir el uso de plásticos", relata la joven, que valora cómo "hay menos basura de la que me esperaba". "Estamos acabando con el planeta, los océanos están muy contaminados", ahonda su compañera Xana Martínez, que explica que "en casa reciclamos siempre, tenemos un contenedor para cada cosa, y en el cole recogemos los tapones de plástico y tenemos cubos para separar las basuras".

Los residuos recogidos ayer fueron posteriormente clasificados según su procedencia -orgánica, plásticos, vidrio, papel y cartón- para después ser pesados y enviar todos los datos a Ecoembes mediante una aplicación. Un proyecto filantrópico que incluye otro fin: poder conocer a Sylvia A. Earle, premio Princesa de la Concordia 2018.