Fue un homenaje a los trabajadores que han pasado a lo largo de las últimas cuatro décadas por la Empresa Municipal de Medio Ambiente Urbano de Gijón, más conocida como Emulsa, pero también el reconocimiento de un hecho que no siempre se explicita: la labor exitosa de la iniciativa pública allí donde ha fracasado la gestión privada. Lo explicó ayer en El Tendayu del Muséu del Pueblu d'Asturies el geógrafo Javier Granda, autor de la publicación en la que se relatan las vicisitudes y pormenores de una compañía municipal que nació un 22 de agosto de 1978 por mandato de la Corporación gijonesa: "Surgió del fracaso de la recogida privada de basuras".

Para Granda, buen conocedor del pasado y el presente de la ciudad, la historia de Emulsa ha sido la de un "reto": de aquellos años en que los gijoneses dejaban las bolsas con residuos a pie de calle, en cualquier lado, al reconocimiento de una labor de limpieza, de atención al medio ambiente, que ha logrado la recompensa de varios premios importantes. Y gracias a un proyecto que ha exigido inversiones, educación y el trabajo de las sucesivas plantillas de la empresa municipal.

Emulsa, que tuvo en sus inicios 172 empleados y llega hoy a los 642, recoge anualmente unas 125.000 toneladas de residuos, según datos ofrecidos por la directora-gerente de la compañía, Pilar Vázquez. El reciclaje se sitúa entre el 25 y el 27 por ciento, aunque el objetivo general para 2020 es que se llegue a la mitad del total de los residuos generados. La compañía supone un gasto anual de 34, 5 millones, 38 si se suma el capítulo de inversiones.

Pilar Vázquez, buena conocedora de la empresa por la experiencia de los muchos años dedicada a la misma, elogió el trabajo de las distintas plantillas de Emulsa y recordó a sus presidentes: Juan José Lana, Julio Gómez Rivas, Dulce Gallego, Fernando Couto y el actual, Esteban Aparicio. Éste hizo hincapié en la evolución de la empresa desde el tiempo en que "había basureros que recogían residuos en calles no asfaltadas", con un presupuesto inicial de 40 millones de pesetas y "camiones desvencijados, con recogida manual de las bolsas (de basura)", hasta el tiempo presente: "Con nuevas tecnologías que garantizan la viabilidad de la empresa".

A la presentación en El Tendayu del libro de Granda acudieron trabajadores y personas que ocuparon u ocupan puestos de responsabilidad en la compañía. También la alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón. Un mensaje en el que se insistió: Emulsa es la empresa de todos los gijoneses. Granda ha dedicado dos años a acopiar, ordenar y redactar los materiales de una publicación que está muy bien ilustrada. La fototeca del Muséu del Pueblu d'Asturies ha permitido rescatar testimonios gráficos incluso del siglo XIX, como el riego de calles hacia 1890.

"Emulsa y Gijón son dos compañeras de viaje que comparten un mismo destino", afirmó el geógrafo. Una frase que sintetiza bien las coordenadas en las que se concibió un libro que supera en ambición y brío (Granda, que ayer recordó a Álvaro Cunqueiro, tiene "metida la literatura en la niña de los ojos") los habituales cartapacios conmemorativos. Editado en la colección "Memoria de Gijón", una referencia para los estudios locales, aporta la minuciosa narración de cómo la limpieza viaria es espejo cotidiano en el que se miran las ciudades. Y clave para la autoestima.