La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"No quiero morir aquí", implora una mujer con EPOC que vive en Gijón junto a las vías del tren

María Luisa Mora busca ayuda social tras meses durmiendo en una tienda de campaña, después de que le vetasen la entrada a un albergue de la ciudad

María Luisa Mora, sentada junto al lugar donde cocina, al lado de las vías del tren. MARCOS LEÓN

Sus fuerzas flaquean y siente que el final de su vida está cerca. Lleva meses viviendo en la calle, al lado de las vías del tren, después de que la echasen del albergue gijonés donde solía pernoctar. María Luisa Mora Mora, a la que llaman "Malu", padece una invalidez del 87% y sufre enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que se ha agravado notablemente en los últimos meses. Ahora, ya cansada y resignada, sólo pide "un poco de humanidad" en lo que asegura son sus "últimos momentos". "Lo único que pido es que no me dejen morir en la calle", implora esta mujer avilesina de nacimiento que este jueves cumplirá 58 años.

Malu Mora fue expulsada de un albergue de Gijón y sancionada durante un año. Ella explica que "porque me tienen manía, pero nunca he hecho nada malo ni me han llamado la atención dentro del albergue". Sea como fuere, lo cierto es que esta mujer avilesina lleva más de tres meses viviendo en la calle, escondida entre los matojos y plumeros de la Pampa -que le provocan más tos aún por su enfermedad- al lado de las vías del tren. Poco después del Palacio de Justicia de Gijón. Los convoyes pasan incesantemente y a escasos metros de la puerta de ella. Ahí tiene montada una especie de tienda de campaña hecha con palos y una lona de plástico que cubre el colchón, sus informes médicos y las pocas pertenencias que conserva. Allí duerme a diario. Con sol o con lluvia. Con calor o con frío.

Su única compañía son las visitas que le hace a diario Álvaro, un hombre al que conoció en diferentes lugares de beneficencia. "Le traigo el café por las mañanas, vengo a hacer aquí la comida con ella y a veces me quedo por si está mal a dormir ahí", explica este hombre, señalando una segunda tienda de campaña más pequeña y situada al lado de la de ella. Desde hace varias semanas tienen también una mascota, "Alba", una perra a la que recogieron de la calle y salvaron de una muerte segura. "Una noche vino un hombre y la tiró a las vías del tren, la encontramos con un lazo corredizo al cuello a punto de ahogarse", desvela Malu Mora. No obstante, reconoce mientras la abraza, "me acerco poco a ella porque el pelo me hace toser mucho".

Los informes médicos de los que dispone -toma tres medicamentos distintos- coinciden en señalar siempre las mismas observaciones. "No puede estar durmiendo en la calle, EPOC reagudizado y avanzado; precisa reposo sin exposición al frío o a la humedad". Pese a ello, sigue durmiendo a la intemperie, "calándome siempre que llueve y muerta de frío pese a las mantas" y sin ducharse desde hace semanas. "O nadie sabe cómo estoy viviendo o no lo quieren saber, pero no puedo seguir así en estas condiciones; sé que me voy a morir pronto, pero lo único que quiero es no morir en la calle", suplica con dificultad y tomándose tiempo a cada palabra para no fatigarse y empezar a toser de nuevo.

Malu Mora, que llegó a Gijón hace casi una década, está notablemente delgada. Camina con dificultad y apoyada en una muleta por culpa de una hernia discal. A menudo pierde el equilibrio y por eso evita el movimiento. Cobra una pensión no contributiva (PNC) que "no me da para vivir". "Empecé a trabajar en una fábrica textil a los 13 años y durante mucho tiempo he tenido diferentes empleos", confiesa. Desde hace tiempo vive de las ayudas y no es la primera vez que se ve en la calle o viviendo en una tienda de campaña. "Una vez me llevaron a un geriátrico, pero casi me vuelvo loca; les dije que no me matasen metiéndome en un geriátrico, que ya me estaba muriendo yo sola", expone con una firmeza solo enturbiada por la incesante tos que le provoca la EPOC. "Por favor, que alguien se haga cargo de mí", reclama.

Otras ayudas

Otras ayudasEsta llamada de auxilio no es la primera vez que la realiza Malu Mora. Hace una década vivió en una tienda de campaña instalada en los aledaños de la Casa de Encuentros de Corvera. Su protesta la llevó a lograr que Vipasa le cediese una vivienda de protección autonómica en Los Campos tras pasar un tiempo en una pensión de la localidad corverana de Nubledo. En 2010 volvió a ser desahuciada y ella encontró de nuevo su hogar en plena calle. Ahora, más de ocho años después deambulando sin rumbo por la región, implora ayuda y un nuevo hogar. "Me queda poco tiempo, que quede claro que lo único que pido es no morirme aquí en la calle", repite sin parar.

Compartir el artículo

stats