El barrio de El Llano, o los Llanos, es uno de los más populares de Gijón, y ayer, en su centro municipal, Luis Miguel Piñera, investigador de la historia local, relató, en una charla con Carmen Fernández, responsable de la biblioteca de dicho centro municipal, una historia de esa parte de Gijón que "empieza con Jovellanos, ya que fue él quien planificó la carretera Carbonera, que es el eje de El Llano como barrio y se inauguró en 1842, muchos años después de su muerte. Por eso podemos decir que el barrio tiene esos años", señaló Piñera.

Durante su charla con la bibliotecaria, Luis Miguel Piñera fue desgranando la historia general y la intrahistoria de El Llano, que para los gijoneses veteranos es un barrio partido en tres: el de Abajo (desde la Puerta de la Villa), el del Medio (a la altura de la iglesia de La Milagrosa) y el de Arriba (hasta su entronque con Contrueces). Un barrio "obrero, con fábricas de la industrialización de Gijón como la Electra, que servía electricidad a otras partes de la ciudad mientras muchas casas humildes del barrio no la tenían, o la de Orueta", afirmó Piñera.

Habló de la llegada del tranvía a principios del siglo XX y de la cultura popular, sobre todo con el Ateneo de El Llano, fundado en 1906 como la sucursal en el barrio del Ateneo Casino Obrero de Gijón, también de Cultura e Higiene y del Hogar del Productor. Recordó, por ejemplo, el agua de Fuen Palacios, "que se vendía en botellas y de la que decían que era milagrosa, puesto que venía de debajo del santuario de la Virgen de Contrueces".

Contó la historia de Marcelino González, el indiano retornado de Cuba que compró un gran terreno en el barrio y lo parceló, "y puso a las nuevas calles los nombres de sus hijos: Pedro Pablo, Ana María, María Josefa, Rosalía. Era masón y fue uno de los fundadores del diario 'El Noroeste'". Y por último recordó el chabolismo de la Cábila y La Santina, ya en la ladera de Los Pericones, una colonia de infraviviendas que desapareció a principos de los años noventa del siglo pasado cuando se desarrollo el PERI de El Llano, que transformó aquella parte de la ciudad.