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NACHO VEGAS | CANTAUTOR

El poeta gris que saca brillo a Gijón

El artista, que polemizó por su concierto fallido en El Bibio, lleva dos décadas mezclando en sus letras su tormento personal y la canción-protesta

El poeta gris que saca brillo a Gijón

Nacho Vegas (Gijón, 1974) empezó a llamar la atención del panorama musical, en la década de los noventa, como el miembro tímido y callado de varios grupos rockeros de la ciudad. Hijo de un antifranquista que falleció demasiado pronto y de una maestra que le enseñó la importancia del feminismo, desde entonces Vegas se ha convertido, en palabras del cantautor Alfredo González, en "el auténtico poeta de los tonos grises". Mezclando el tormento personal con la reivindicación política, el artista ha sabido mantener una cosa clara: de Gijón no le saca nadie. Esa vinculación con su ciudad natal le hace, a veces, meterse en algún lío. Esta semana acabó discutiendo a golpe de tuit con Pablo González, el portavoz del PP, después de que el artista tildase de "plaza de torturas" el coso de El Bibio. Le dedicó al popular calificativos como "gañán" y "mafiosu", lo que hizo que el edil estallase y sentenciase la conversación con un afilado comentario: "Tengo más seguidores en el Pleno que tú con tus discos". Vegas explicó luego que los problemas entre ambos "vienen de largo".

Tras esa primera etapa en bandas locales, el gijonés estrenó el milenio lanzando una carrera en solitario que desde fuera se vio como un paso algo arriesgado. "Nacho siempre tuvo la buena costumbre de parar a pensarse. Con el tiempo nos dimos cuenta de que sabía muy bien lo que hacía cuando empezó a tocar solo. Hace lo que le apetece pero no es estúpido; siempre echa un vistazo a su entorno antes de lanzarse", concreta Boni Pérez, letrista del grupo gijonés "Los Locos".

Con el músico y cineasta Ramón Lluis Bande -también uno de sus mejores amigos- Vegas grabó los discos "Diariu" y "Diariu II", que vinieron a ser un paso intermedio entre su etapa inicial y su trayectoria como cantautor. "Fue una pasada vivir tan de cerca esos meses. Recuerdo el concierto que dio en Xixón presentando algunos de los temas del primer disco. Allí tocó 'El ángel Simón' con una guitarra y un cascabel de pie. Fue uno de los momentos musicales más importantes de mi vida", explica Bande. "Los que estuvimos allí ese día vimos que la carrera de Nacho, a partir de entonces, no iba a conocer límites", añade. Poco después, salió a la luz "Actos inexplicables" (2001), el verdadero debut del artista.

No obstante, los radares de la crítica musical se fijaron en el gijonés, según Bande, con su segundo trabajo: "Cajas de música difíciles de parar". "Salió dos años después del primero, aunque la parte más 'cool' de esa crítica no lo supo entender. Yo tengo muy claro que ese disco es imprescindible tanto para la carrera de Nacho como para la historia musical de la ciudad", asegura. A partir de entonces Vegas empezó a cosechar los primeros "hits" que, tal vez sin que el gijonés se diese cuenta, sirvieron de reclamo para un público más comercial. Le bastaron dos discos propios, "desaparezca aquí" y "El manifiesto desastre", y un tercer en colaboración con Enrique Bunbury, "El tiempo de las cerezas", para lograrlo. "Se metió en el bolsillo a los fans de Bunbury, que no le conocían, y dio el salto a Latinoamérica en una época en la que, además, su nivel creativo estaba en pleno apogeo. Nacho sigue recogiendo a día de hoy los frutos que se sembraron en aquellos años. Todo aquello le hizo consolidar una base de fans que se quedaron a su lado", comenta Bande.

Los que llevan décadas coincidiendo con él fuera de los escenarios vivieron a su lado una evolución personal que de tan progresiva a punto estuvo de pasar desapercibida. El chico tímido de los primeros años empezó a quitarse el pelo de la cara. Vegas ganó confianza, cambió de selló discográfico y dejó de esconder su rebeldía. Nació así el disco "La zona sucia", publicado hace siete años. "A muchos nos gusta más el Nacho Vegas de ahora porque, bueno, en los primeros discos era tan brutalmente honesto con sus miserias que escucharle casi resultaba incómodo. Ojo, hay que ser muy valiente para publicar eso, pero yo agradecí que diluyese un poco tanta primera persona con temas un poco más abiertos", comenta Pérez. "Cierto es que ahora igual está demasiado en el candelero, porque ya no se calla sus opiniones, pero da la impresión de que se mete en polémicas por obligación. Siempre parece que, en realidad, está pidiendo a gritos que le dejen en paz", bromea. De todas formas, según Bande, para Vegas lo personal siempre fue político, aunque sí que se puede diferenciar una primera etapa musical más intimista y una segunda, la de ahora, más reivindicativa. "Siempre fue un tipo muy comprometido, pero en los primeros discos escuchábamos a un Nacho muy atormentado que no tenía ganas de protestar", razona Bande.

En esta nueva etapa de rebeldía y madurez llegó "Resituación", disco publicado en el 2014. Con este trabajo Vegas comienza también a trazar un recorrido más luminoso. En una entrevista concedida a este periódico hace dos años, el gijonés habló de su década de adicción a la heroína. " La probé, de manera recreativa, porque era la de la cultura del rock y esos mitos. Luego descubres que no la usas para pasarlo bien sino para dejar de estar mal", explicó el cantautor. Se entiende, por tanto, que "Resituación" fue un disco muy reivindicativo, sí, pero también un trabajo que supuso la llegada de la esperanza en el ámbito privado. "Nacho supo reflejar como nadie lo que muchos llamaron crisis y lo que otros muchos preferimos llamar por su nombre: una estafa. Ese disco explica muchísimas cosas", resume Bande.

Su vinculación a su ciudad natal, además de entrar en a veces demasiadas polémicas, le ha hecho también ser un contacto de referencia para buena parte del sector cultural. Diego Solís, poeta y miembro del colectivo gijonés "Fame Poétika", pone un ejemplo. "Hace años contactó conmigo para hacer un recital con nuestro grupo. Nos ayudó a generar espacios dedicados a la poesía y contar con gente que no nos conocía", comenta. Lo fácil hubiese sido irse Madrid y vivir al lado de los grandes escenarios de la capital. "Es de esos pocos artistas que deciden quedarse en el sitio del que son. Hay retales de Xixón en todas las canciones que escribe", comenta el músico y dibujante Ruma Barbero. "Musicalmente, es un maestro de lo turbio, pero a nivel personal tiene muchos amigos", completa Alfredo González.

Este verano, y tras cuatro años de espera, nació "Violética", un disco "inabarcable" a los ojos de Bande. "Es un disco-puerto en el que desembocan todos los Nachos que conocemos y es, también, el disco que toca hacer cuando tienes el suficiente talento para hacerlo", concreta. Para defender a este recién nacido, Vegas va a despedir el año y saludar al que entra sumergido en una gira que se alargará hasta febrero. Tocará en casa el día 29 de este mes desde el escenario del teatro de la Laboral.

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