La gijonesa Eva Uriel inauguró la fiesta de Nochevieja en la plaza del Ayuntamiento de Gijón hace 21 años y, desde entonces, no se ha perdido ninguna cita. Era la primera vez que se organizaba y ella, que por entonces estaba embarazada, bajó con su champán y sus uvas al recinto consistorial para celebrar con sus amigos la reciente adquisición de un piso en el centro. Anteayer regresó a la plaza de la mano de su hija, Ainoa Menéndez, que ahora tiene 20 años, para cumplir con su particular tradición. "Con el tiempo cada vez más gente de Gijón se anima a despedir el año en la plaza. Hay muy buen ambiente y es mucho más divertido que quedarse en casa", explicó. Cientos de personas abarrotaron junto a Uriel el recinto, pero no fueron los únicos. Otros 2.200 fiesteros llenaron también la plaza de toros de El Bibio, sede de la fiesta de fin de año organizada por Metrópoli.

Como en la plaza no hay ninguna norma de etiqueta, durante la noche estuvieron representadas las dos caras de la Nochevieja: la elegante, la de los trajes a medida y los vestidos de escándalo, y la fiestera, la de los disfraces, el espumillón al cuello y las ruidosas matasuegras. Por eso mientras que las azafatas Isabel Díaz y Alba García -que despidieron el 2018 junto a dos compañeras de trabajo de fuera de la ciudad- lucían conjuntos combinados, el grupo de amigos liderado por Maribel Ladreda se compraron para la ocasión unas coloridas diademas de luces con el número "2019". Según este segundo grupo, la plaza se llenó este año "mucho más rápido" que en despedidas anteriores. "Se nota que llevamos unos cuantos días sin lluvia porque normalmente no nos cuesta pillar sitio y este año estaba todo a reventar media hora antes de las campanadas. Se nota que cada vez la gente se anima más a despedir el año en la calle", comentó Ladreda.

Los "míticos" de la plaza se mezclaron con los turistas de viaje que acababan de conocer la ciudad, como fue el caso de la familia de Danna Villavicencio, estudiante peruana en la Universidad de Oviedo, que pudo recibir el año acompañada de buena parte de su familia, reunida anteayer en Gijón por primera vez. "Yo llevo ocho años aquí porque estudio Ingeniería de Minas, pero por fin pude convencer a mi familia para que me acompañase. No esperábamos que fuese a venir tanta gente", aseguró. De fuera de la región es también Santino Sergi, un venezolano afincado en la ciudad desde hace diez años y que lleva tres bajando hasta la plaza con varios de sus amigos para tomarse las uvas, aunque este año tuvieron que conformarse con un simple brindis. "Con las prisas nos dejamos las uvas en casa y en la barra están ya agotadas. Menos mal que no somos supersticiosos", bromeó.

Por lo demás, el desarrollo de la fiesta fue la misma que en los últimos años. El DJ Dani Vieites, que lleva ya seis años ambientando la Nochevieja en la ciudad, hizo de nuevo de maestro de ceremonias y se encargó de hacer bailar a la plaza antes y después de la medianoche y de dar cursillo exprés a los asistentes sobre los cuartos y la campanadas. Inaugurado ya el año, tocó, también como manda la tradición, el clásico "Gijón del alma".

Nochevieja en El Bibio

La fiesta en el recinto consistorial no fue la única propuesta de ocio en la última noche del año. Otras 2.200 personas prefirieron celebrar su entrada al 2019 en la fiesta de Nochevieja organizada por Metrópoli, que tomó como escenario la plaza de toros de El Bibio y que basó su temática en los conocidos superhéroes de Marvel y la saga de ciencia ficción "La guerra de las galaxias". Según los organizadores de la actividad, todas las entradas se agotaron rápidamente y saldan la iniciativa de "éxito rotundo".