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Jove elabora un estudio pionero sobre la propagación del cáncer de mama

La investigación prueba que el tejido cercano a las células tumorales "se alía" con ellas en vez de proteger el organismo

Por la izquierda, los investigadores Francisco Vizoso, Noemí Eiró y Luis González, ayer, en el Hospital de Jove. MARCOS LEÓN

La unidad de investigación del Hospital de Jove, la relación entre las células tumorales del cáncer de mama y las del tejido cercano a ellas con las que entran en contacto. El resultado, elaborado con muestras de pacientes del propio hospital y de Cabueñes, demuestra una teoría que la comunidad científica venía valorando desde hace un tiempo: que las células que conforman el tejido anexo, en algunos casos, "se alían" con las del cáncer y fomentan su propagación. Noemí Eiró, una de las autoras del estudio, ejemplifica así la relevancia de sus resultados: "Hemos demostrado una antigua teoría patológica que explicaba que ante un cáncer no importa sólo la semilla que lo provoca, sino también el terreno en el que se planta".

Las células estromales, que son las que conforman el tejido que "alberga" las tumorales, se dividen en dos grupos: las inflamatorias y las denominadas fibroblastos. "Antiguos estudios ya habían probado que las células inflamatorias, por decirlo de alguna manera, conversaban con las tumorales y acababan aliándose con ellas. Hasta hace no mucho se creía que los fibroblastos eran células que servían básicamente de sostén, que eran casi incompetentes. Luego se demostró que no, que en realidad son inmunocompetentes, es decir, que contribuyen a la defensa del organismo", razona Eiró. "Pero al entrar en contacto con un tumor les pasa lo mismo que a sus compañeras: se alían con las células cancerígenas y, en vez de proteger al organismo, ayudan a propagar el tumor", resume.

Para probar esta hipótesis el hospital se sirvió de unas líneas celulares de cáncer de mama inmortalizadas, que son unas células que sirven de modelo y que se adquieren en los centros de investigación para que todos los estudios a nivel internacional utilicen una misma base de análisis. Se hicieron con dos tipos de estas líneas: unas correspondientes a un cáncer de mama poco agresivo y otras a un tumor más peligroso. Después, las cruzaron con fibroblastos de pacientes con cáncer de mama de Jove y de Cabueñes. "Los resultados más claros los vimos en los casos de cánceres con mal pronóstico; las células tumorales, al entrar en contacto con los fibroblastos, se corrompen aún más y se vuelven más agresivas. El tejido las anima a ser más peligrosas. También adquieren la capacidad de invadir más, de moverse. Eso es lo que a la larga provoca la metástasis de un cáncer", concreta la experta.

Cuando estos fibroblastos procedentes de tumores con mal pronóstico entran en contacto con las células cancerígenas, Eiró y sus compañeros descubrieron también que aumenta la angiogénesis, que es la capacidad del tumor de crear vasos sanguíneos (cuando un tumor crece las células de su centro tienen poco acceso a los nutrientes, por lo que se deben crear vasos sanguíneos comunicantes). "Por eso podemos tener a dos pacientes con el mismo cáncer de mama, molecularmente hablando, y que una acabe en metástasis y la otra no. La teoría no es nueva, pero hemos contribuido a demostrarla", sentencia la experta. Junto a Eiró, el análisis ha sido realizado por los doctores Lucía González, Anxo Martínez-Ordóñez, Belén Fernández-García, Luis O. González, Sandra Cid, Francisco Domínguez, Román Pérez-Fernández y el jefe de servicio Francisco J. Vizoso.

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