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ENRIC JULIANA RICART | Director adjunto del diario "La Vanguardia", ofreció ayer una conferencia en la Sociedad Cultural Gijonesa

"Vox crece y está devorando zonas del PP con mayor voracidad de lo que se creía"

"En Cataluña no existe ni creo que exista, según como haga las cosas el Gobierno de España, - una mayoría social por la independencia"

El periodista Enric Juliana, ayer, en la antigua Escuela de Comercio. MARCOS LEÓN

"España. ¿Nudo sin solución?" fue el título de la conferencia que ayer, en la Sociedad Cultural Gijonesa, pronunció el periodista Enric Juliana (Badalona, 1957), que es director adjunto de "La Vanguardia" de Barcelona y está al frente de la delegación del diario en Madrid.

- La actualidad manda. ¿Usted considera creíble la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre intención de voto?

-Siguen siendo unas encuestas buenas, pero el CIS acumuló a lo largo del tiempo un carácter prescriptor muy fuerte, pero cuando sobre la marcha se cambia la metodología, de alguna manera se alimentan las dudas sobre el procedimiento y se debilita el carácter prescriptor, que es lo que está pasando ahora. Con todo, al CIS hay que tomárselo muy en serio, ya que se refiere a las tendencias que va registrando. Por lo tanto, creo que, en estos momentos, hay varias bolas que se están moviendo, y una de ellas es que el voto de Vox crece y está devorando zonas del Partido Popular con mayor voracidad de lo que en el Partido Popular se creía hace unos meses. Hasta dónde llegará lo veremos en las elecciones municipales, sobre todo en la ciudad y en la comunidad autónoma de Madrid, pero en el Partido Popular hay mucha preocupación.

- ¿El "efecto Casado" se esfumó?

-Los efectos hoy en día duran lo que duran. También nos tenemos que hacer a la idea de que la situación política es, en estos momentos, como un partido de baloncesto yugoslavo, con marcadores locos. Es el reflejo de la época, estamos en un tiempo en el que la gente sabe lo que no le gusta, pero tampoco acaba de ver lo que quiere y las pulsiones se van moviendo.

- En su conferencia habla de un nudo, ¿qué cuerdas lo forman?

-Hay varias. Por un lado, la situación económica. La crisis, en términos estadísticos, está superada, pero ha dejado unas heridas y unas inseguridades muy fuertes en la sociedad. La crisis metió el miedo en el cuerpo a la gente. Ahora viene el momento de mayor irritación derivado de la crisis, es decir, antes había miedo e indignación y ahora hay irritación.

- ¿Lo que ocasiona que una parte importante del electorado pueda votar indistintamente a un lado o a otro?

-Exactamente, lo estamos viendo en Europa claramente. Y vemos como las luchas sociales son muy focalizadas. Un ejemplo es el de los taxistas y sus apoyos. Ya no obedecen a patrones antiguos. Hay trabajadores que dicen que si los taxistas deben someterse a las nuevas reglas a las que ellos se han sometido, pues que se sometan. Y otros que dicen que los taxistas son el último bastión de la vieja economía que resiste a la precarización. Si uno mira el mapa, las afinidades y los antagonismos se están moviendo de una manera como hasta ahora no se habían movido.

- ¿Las otras "cuerdas"?

-Derivadas de la anterior, que es la principal, está la territorial, que básicamente es la de Cataluña. No está resuelta, en absoluto, y provocó unas irritaciones extraordinarias en toda España. Y luego está la crisis generacional, que es también muy importante. Tenemos una escisión generacional cada vez más evidente, en el sentido de que quienes se han llevado la peor parte de la crisis han sido los jóvenes y demográficamente no pesan tanto como en 1977 y, por lo tanto, pueden apretar políticamente menos, y eso es peligroso. Una generación joven en España que en los próximos años cultive el resentimiento para el país es muy malo.

- ¿Los llamados territorios históricos" llevan dos siglos resistiéndose a pagar lo que les toca para el mantenimiento de la nación, artículo octavo de la Constitución de 1812?

-Podemos ir más atrás, a 1640, a la crisis que, entre otras cosas, significó la independencia de Portugal, y que se derivó de la unión de armas, que fue un intento de unificación fiscal en España. La reclamación de pago tuvo discrepancias en Cataluña, pero también en Andalucía. Es una cuestión antigua, pero no podemos reducir el asunto catalán a una cuestión de pagos, cuando una parte de los independentistas han convertido esto en un asunto que han caricaturizado tanto que se les ha vuelto en contra.

- ¿La cuestión se solventaría si Cataluña consigue un sistema fiscal como el vasco?

-El independentismo catalán es una coagulación de varios factores. Se ha convertido en los últimos cinco o seis años en la principal bandera de la protesta. Es decir, todo aquel que se situaba en frente a lo establecido se puso bajo la bandera independentista, que era la más rupturista. Imagínese una plaza en la que se va concentrando gente bajo la bandera independentista, pero los que confluyen llegan por calles distintas y cada una tiene un significado distinto. Pero digo, con la máxima contundencia, que en Cataluña no existe ni creo que exista, según como haga las cosas el Gobierno de España, una mayoría social por la independencia.

- ¿Aguantará Pedro Sánchez incluso sin Presupuestos Generales del Estado?

-Si, no veo elecciones en mayo, pero podrían ser en octubre, en diciembre o en enero o febrero de 2020; las elecciones municipales, autonómicas y europeas darán la medida de la situación.

- ¿Podemos está roto irremisiblemente?

-Estos procesos son de difícil reparación. Podemos es un partido que surge de la indignación y en un momento dado agrupa desde los hijos de la clase media decepcionados hasta las trabajadoras de limpieza de los hoteles. La pregunta es si posible una organización política estable que agrupe los intereses de sectores sociales tan dispersos.

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