El presidente del Principado, Javier Fernández, alertó ayer del impacto en la industria siderúrgica y metalmecánica asturiana que tendrá la política para promover la sustitución de los coches de combustión interna por los eléctricos. Lo planteó durante el discurso que pronunció ayer en la inauguración de las nuevas instalaciones en Gijón de Tartiere Auto, que trufó con críticas claramente alusivas a las directrices marcadas por el Ministerio para la Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera.

Fernández apuntó que "la progresiva renuncia a la combustión conllevará también un cambio general de materiales en la fabricación de los autos con su impacto sobre la industria siderúrgica y metalmecánica" y tras recordar que en Gijón y la comarca de Avilés Arcelor, cuyos empleados dependen en buena medida de la evolución del automóvil, algo que también ocurre con otras industrias radicadas en Asturias, como la del vidrio, el presidente autonómico señaló que "rechazo que se intente convertir el ejercicio teórico en catecismo de la acción política sin tener en cuenta su impacto real sobre la economía, sobre la industria, sobre el empleo, sobre las personas. Si nos comportamos así, basándonos sólo en lo que debe ser, olvidándonos de lo que realmente es, actuaremos con un elitismo paternalista, en este caso un elitismo medioambiental". Aunque en ningún momento llegó a nombrar a ningún cargo del gobierno central sí dijo que "ningún político debe desconocer las consecuencias reales de sus decisiones", abogando porque no se asfixie a la industria del automóvil con normativas comunitarias.

El discurso de Javier Fernández estuvo en linea con el del director general de Audi España, José Miguel Aparicio, apuntó que "la electromovilidad todavía tiene camino para ser la mejor oferta" y calificó como soluciones también "óptimas" las de los vehículos diesel, de gasolina, de gas natural e híbridos.

Más contundente fue el presidente del consejo de administración de Tartiere Auto, Víctor Tartiere, quien tras indicar que es difícil precisar cómo será el futuro del sector y que dicho futuro es "incierto", resaltó que las principales incógnitas tienen que ver con la energía del futuro para la automoción y con el papel de los concesionarios. Respecto a lo primero, indicó que los políticos ya han tomado la decisión de apostar por el coche eléctrico, pero que "falta por definir la economía y la tecnología" de estos vehículos con unos costes importantes por sus baterías. Víctor Tartiere fue más allá y resaltó que "hasta ahora los híbridos son incapaces de subir pajares y los coches eléctricos puros están muy limitados".

En cuanto al papel de los concesionarios, fue el directivo de Audi el que le respondió que seguirán siendo imprescindibles, para que el cliente pueda probar y asesorarse, además de tener un lugar cercano al que acudir para resolver cualquier necesidad.

Las nuevas instalaciones de Tartiere Auto en Gijón (Audi, Volkswagen y LCV) dan empleo a 90 de los 160 trabajadores del grupo en Asturias. La gala de ayer sirvió para que se presentara por primera vez en un concesionario de España el primer coche eléctrico de Audi, el e-Tron.