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Barrero: "Machado fue alguien que leyó y diagnosticó los males de su época"

El autor de "Camposanto en Collioure" repasa, en un homenaje de Gesto, la trayectoria del poeta al cumplirse los ochenta años de su muerte

Miguel Barrero, ayer, en la antigua Escuela de Comercio, con José Carlos Díaz a la derecha. JUAN PLAZA

Antonio Machado (1875-1939) unió a su condición de gran poeta otra perspicacia más: el cabal entendimiento de la España y la Europa de su tiempo en los decisivos años de entreguerras, cuando se dirimió en el suelo español la primera gran batalla entre democracia y fascismo. Es una de las tesis que el escritor asturiano Miguel Barrero defendió ayer en la antigua Escuela de Comercio, donde, invitado por la asociación cultural Gesto, dio una conferencia sobre el autor de "Campos de Castilla". "Un hombre que leyó su época, que diagnosticó sus males y que orientó sus escritos hacia la consecución de un porvenir que acabó frustrando la barbarie", afirmó.

"Antonio Machado. Recuerdo y homenaje en un aniversario" fue el título que eligió Barrero para una disertación que coincide con las rememoraciones del octogésimo aniversario del fallecimiento del poeta en Coilloure, el pueblo francés al que éste arribó en la desoladora diáspora de casi medio millón de españoles que habían cruzado los Pirineos tras la derrota republicana en la Guerra Civil. Barrero recordó el último de los homenajes que se ha hecho al poeta en su muy visitada tumba francesa, lugar de peregrinación de muchos admiradores del lírico profundo que fue el sevillano. Fue el que realizó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado domingo. Ha sido la primera vez que un jefe del Ejecutivo español se acerca hasta el camposanto viejo de Coilloure. "Reconocía la deuda de la España actual con la España republicana y, en consecuencia, con todas las personas del exilio", dijo el conferenciante.

Barrero, que tuvo también un recuerdo para el fallecido Ángel González (el poeta ovetense, al igual que varios de sus compañeros de la Generación del 50 fue un admirador de Machado), ha escrito un libro, "Camposanto en Collioure", que es la interesante indagación de un joven español que aún no ha cumplido cuarenta años sobre las turbiedades del pasado y el valor moral de Machado y otros ejemplares ciudadanos e intelectuales. Ese libro recibió el premio que concede anualmente la Fondation Antonio Machado de Collioure. Para el novelista asturiano, que hizo un recorrido por la biografía de Machado con paradas en algunos poemas de éste y especial atención a los años finales, el creador de Juan Mairena se ha convertido en un "referente de su época": "se mantuvo fiel en momentos muy difíciles a las ideas que siempre habían orientado su camino, pagando por ello un precio muy alto".

Fiel a la causa

Barrero hizo especial referencia al Machado que, a partir de 1931, se identifica con los afanes reformistas y regeneracionistas de la Segunda República Española. A diferencia de otros intelectuales de esa primera época, él se mantuvo fiel a aquella causa derrotada por la violencia de las armas tras un golpe de estado militar. El novelista repasó la historia sentimental de poeta (Leonor, Guiomar) y su paso por ciudades como Soria o Segovia, donde maduraría las honduras de su visión humanista. Y dedicó un tramo de la conferencia a la relación entre Antonio y Manuel Machado, también gran poeta que aceptó el franquismo y escribió sonetos loando a Franco y a José Antonio Primo de Rivera. La deriva de estos dos hermanos, grandes colaboradores, es un doloroso ejemplo del desgarrón fratricida que causó la guerra española.

Machado, que siguió con su madre enferma y su otro hermano José, la retirada republicana hacia Francia, murió en Collioure, pobre y enfermo, un 22 de febrero de 1939. Barrero contó ayer esos últimos días, muy documentados por Ian Gibson en "Ligero de equipaje". Para el narrador, la obra y la lección vital de Machado siguen vigentes.

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