Sonido e ingeniería se dieron la mano ayer, en la inauguración de los Encuentros de Música Electroacústica. El profesor de la Escuela Politécnica, Javier Suárez Quirós, ofreció una sesión de "LiveCoding", una práctica que consiste en hacer música programando un ordenador en tiempo real y mostrando el código escrito al público. "Se trata de presentan el nuevo papel de lo sonoro en una sociedad digital", explicó el 'hacedor' de esta nueva forma de ser músico.

Consiste, abundó el docente, en "hablar un lenguaje que entiende mejor el ordenador". La persona interactúa con la máquina, en lugar de utilizar los habituales potenciómetros de los músicos en los conciertos, al tiempo que va decidiendo qué forma quiere darle a la melodía. "Al final es música a medida para el código que escribes", subraya.

Esta vanguardia entre el sonido y la informática responde a un modelo de creación sonora, alejada de otros controles con unas posibilidades de generación tímbrica y estructuración del material sonoro, que alcanza unas cotas difícilmente imaginables hace tan sólo unos años. "El abanico de posibilidades expresivas es inmenso", apunta Suárez Quirós, que es también coordinador del Curso Experto Universitario en "Sonificación de Datos, Productos y Procesos", desarrollado en la Universidad de Oviedo. Obra suya es también la acción de difusión "Escuchando Gijón" en colaboración con el Taller de Músicos de la Fundación Municipal de Cultura. Además de haber realizado estudios de Historia y Ciencias de la Música en la Universidad de La Rioja y de piano y órgano en los Conservatorios de Oviedo y Gijón, es profesor titular del área de Expresión Gráfica en la Ingeniería.

Fue precisamente su formación musical la que le llevó a plantearse introducir el "LiveCoding" como práctica emergente que establece un vínculo más íntimo entre ordenador e intérprete por la singularidad de la relación, además, con el espectador. Su autores, bautizados como "livecoders" (programadores en vivo) crean sonidos y también imágenes de forma progresiva, proyectando en todo momento los códigos que los generan para dar lugar a un completo espectáculo audiovisual, como ayer hizo Suárez Quirós. La de anoche en el Antiguo Instituto fue una sesión construida en tiempo real mediante el lenguaje Sonic Pi a partir de una serie de registros sonoros realizados en el Centro Niemeyer por la Orquesta de Portátiles de la Universidad.

Suárez Quirós considera fundamental introducir este tipo de dinámicas en la formación musical actual. Su origen está en Reino Unido, donde ya forma parte de los programas educativos de muchos centros. "En un país tan necesitado de formación musical como el nuestro me parece una práctica apasionante", sentencia. "No es un código oscuro; es todo muy intuitivo y permite conectar a gente para hacer música que físicamente puede estar en lugares distantes", indica como una de las ventajas del LiveCoding. "Es un canal de comunicación muy interesante; rompe la barrera entre la música y las personas, da una visión más actualizada de lo musical", concluye el "livecoder" Suárez Quirós.