Los errores informáticos son frecuentes y en la mayoría de ocasiones suelen tener fácil arreglo, pero en algunas otras pueden llegar a fastidiar a más de uno, aunque sea incomprensible. Un día como hoy de hace 25 años, en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA se reflejaba uno de esos casos en el que el absurdo se ponía por delante de la realidad. Un hombre, minero jubilado, no podía cobrar la pensión debido a un error informático.

Ramón López Gil fue dado por muerto por error y así no podía percibir su pensión. “En el ordenador figura que morí en Gijón el 7 de septiembre de 1993, pero no es verdad”, se quejaba López con toda la razón porque a la vista estaba de que seguía vivo.

Según la estadística figuro como muerto y no se me ingresó la pensión desde septiembre y hasta ahora mismo no lo pude arreglar”, decía el hombre sin entender que pasaba.

Al menos, Ramón López se lo tomaba con humor y se preguntaba “¿cómo nadie se lo notificó a mi mujer?”. Y es que ya de estar muerto por lo menos que lo sepan en casa.