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Las cofradías lamentan que las autoridades olviden su potencial como referente turístico

"Parece que no interesa apostar por lo religioso por no significarse; a veces nos sentimos ninguneados", reconocen los responsables de las hermandades

Las cofradías lamentan que las autoridades olviden su potencial como referente turístico

Los representantes de las cofradías de la Semana Santa de Gijón explican en esta segunda y última entrega de las Tertulias de Fomento la recuperación de la tradición de las procesiones, la vivencia de este tiempo entre los creyentes y la falta de apoyos para seguir adelante con las tradiciones.

El auge de la "nueva" Semana Santa de Gijón. Cuando optaron por separar las tres cofradías originales, en 1999, se vio la posibilidad de crecimiento. No fue un camino fácil, pues toda la celebración tenía como epicentro la parroquia de San Pedro, lo que suponía una ventaja, pero también un handicap. "A nivel organizativo era una ventaja concentrarlo todo en una parroquia, pero tenía sus peros porque parecía que el resto no tenían nada que ver con el tema, que se desmarcaban", explica Alvargonzález. Luego, "llevados por la necesidad", advierte Rodríguez-Pládano, se fueron ampliando. "Había buena sintonía con la parroquia de San José y llevamos allí nuestras imágenes de la Vera Cruz", aporta su hermano mayor. "El sueño hubiera sido implicar también a las parroquias de los Carmelitas, San Lorenzo? pero ahí nos encontramos las reticencias de los párrocos; muchas veces no es la dificultad del poco margen de maniobra, sino que el clero no colabora o no lo hace en la medida que se espera", reconocen los cofrades.

La preparación de cada año. Los preparativos de la Semana Santa comienzan tres meses antes de su salida a la calle. "Lo hacemos todo nosotros, dependemos del tiempo libre de cada uno para dedicarlo a esto", asegura Alejandro Vallaure. Preparan los mantos de las vírgenes, visten con sumo cuidado cada imagen que procesiona por las calles? Solo los adornos florales suponen la mitad del presupuesto de la cofradía, cuyos cofrades corren con los gastos de todos los preparativos de la Semana Santa.

La participación es algo tradicional, familiar. Una pasión que va de padres a hijos. Hay gente mayor, principalmente, pero también jóvenes que toman el relevo poco a poco. Las cofradías tratan todos los años de abrir las puertas a nuevos participantes. "Somos gente normal, los vecinos con los que se toman el café todas las mañanas y que tenemos algo que les puede interesar", apunta Vallaure. "La aceptación cada vez mayor, participa muchísima gente porque es algo muy visual, pero les invitaría a disfrutar y sentir la Semana Santa desde dentro", añade.

Entre lo cultural y lo religioso. La Semana Santa, coinciden, tiene una vertiente estética y cultural que a través del incienso y la música crea un ambiente atractivo "para cualquier persona con cierta sensibilidad". Es una celebración, inciden, abierta a todo el mundo independientemente de su credo. "No preguntamos si rezan o van a misa los domingos siempre que se participe de forma respetuosa", apunta Alvargonzález. "Somos gentes que nos levantamos todos los días por la mañana, que llevamos a los niños al colegio y luego vamos a trabajar, pero que dedicamos nuestro tiempo libre a la cofradía", expone Rodríguez-Pládano. "El tema religioso no debe condicionar a la gente a acercarse a la Semana Santa", añade. Es pues una reunión abierta, sencilla y acogedora, definen, donde lo importante es compartir y disfrutar.

El miedo a lo religioso. El qué dirán todavía sigue siendo una losa. Personas que se desligan de la Semana Santa por lo que puedan pensar sus conocidos. De hecho, confiesan, hay cofrades que declinan procesionar el Domingo de Resurrección porque hay que descubrirse y quitarse el capirote. Frente a esa realidad, les toca hacer pedagogía. "Lo religioso no está bien visto en Gijón, hay autocensura que refleja que en la ciudad hay un ambiente más o menos hostil a lo que supone manifestar la religiosidad en público", analiza Alvargonzález. "Aquí pesa el qué dirán si me ven allí y tristemente resta; es muy triste", apunta Rodríguez-Pládano.

Las tres hermandades buscan dar normalidad e imagen de gente abierta a quien mantiene esas reticencias a día de hoy. "Es importante que se animen a participar porque cuantos más seamos, saldrán mejor las cosas y también más fuerza podremos hacer. Cuanto mayor sea nuestro grupo más peso tendremos", reflexiona Alvargonzález. "Rechazar la Semana Santa es rechazar la cultura que tenemos porque la llevamos dentro desde hace mucho", apostilla Vallaure.

Falta de apoyos. Sin subvenciones y con escasas aportaciones. La tradición de la Semana Santa de Gijón subsiste gracias a las cuotas que abonan anualmente los cofrades. El Ayuntamiento se limita a ceder dos días la Banda de Música y costear parte de los programas de mano de la Semana Santa. Hasta ahí, pues mucho ni siquiera se atreven a hacer acto de presencia. "Por no venir no vienen ni a los actos; para que vengan tienen que ser año de elecciones así que igual este año vienen, igual que hace cuatro años vinieron", recuerda Rodríguez-Pladano, que en sus conversaciones con homólogos de otras cofradías de la Vera Cruz en el resto de España se les hace impensable un escenario semejante. "Si allí una Corporación municipal no apoya la Semana Santa, al año siguiente no sale ninguno elegido", confirma. Ignacio Alvargonzález, por su parte, trata de quitar hierro a quienes reprochan que los políticos acudan. "Que un político vaya a a un acto religioso no implica que él lo sea, solo implica que está participando en algo con repercusión en la ciudad y que organiza un grupo de ciudadanos" apunta. "Es como si le invitan a una final de balonmano, no implica que sea un forofo del balonmano; pues nosotros en las cofradías merecemos el mismo respeto, pero seguimos con muchos prejuicios", lamenta el guía de la Santa Misericordia.

Fuente de turismo desaprovechada. Además de indignación por el trato que se les dispensa también experimentan la frustración de ver cómo se escapa un potencial referente turístico por la inacción de los gobernantes. "Es una fuente más de turismo en sí mismo porque hay gente que recorre toda España para conocer la Semana Santa de cada sitio. En León, por ejemplo, se vuelcan por atraer gente porque les generan unos siete millones de euros en ingresos", expone Rodríguez-Pládano. "¿Algo que es potencialmente beneficioso para León no lo es para Gijón? Parece que no o no interesa apostar por no significarse", reflexiona el Hermano Mayor de la Vera Cruz. "A veces te sientes ninguneado", concluye Rodríguez-Pládano, que es consciente que con solo un "poco de apoyo" se lograrían grandes cosas gracias a la Semana Santa.

Prohibido rendirse. Las ganas y la ilusión pueden con todas las zancadillas y ninguneos a los que han tenido que hacer frente. ¿De donde sacan fuerzas año a año? "De las ganas y de la ilusión", responde. "Ya que hicimos el esfuerzo de recuperar la Semana Santa, un esfuerzo muy grande, no vamos a dejar que muera", expone Ignacio Alvargonzález. "Lo hacemos porque además el ciudadano lo valora mucho", añade Vallaure.

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