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La autoridad parental, a juicio: una madre afronta cárcel por abofetear a su hija

La mujer, natural de Ucrania, podría ser expulsada del país junto a la menor si la condenan l Afirma que se vio desbordada ante el trato que recibía

La autoridad parental, a juicio: una madre afronta cárcel por abofetear a su hija

La forma en que los padres educan a sus hijos es tema recurrente de debate social, especialmente si entre esas fórmulas se encuentran pequeños correctivos físicos -coloquialmente llamados "cachetes"- cuando los progenitores se ven desbordados por sus hijos al llegar las edades conflictivas. El problema llega si una bofetada salta del ámbito familiar al judicial, que puede acarrear hasta penas de prisión. Es el caso de una madre gijonesa, vecina del barrio de Laviada, que afronta una pena de diez meses de cárcel y la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de su hija de 16 años, a la que abofeteó tras recibir una oleada de insultos, durante un año y diez meses. La menor, arrepentida de denunciar, declaró en instrucción que todo se trataba de un malentendido y pidió que no se acusase a su madre, pero un parte de lesiones ha motivado la petición de cárcel de la fiscalía, acusando a la madre de un delito de lesiones en el domicilio familiar. El problema es aún más grave, pues la mujer tiene otra hija de pocos años y, además, es natural de Ucrania, por lo que de ser condenada podría implicar su expulsión de España. También para sus hijas, menores de edad. El papel parental como figura de autoridad, vuelve a quedar, de nuevo, en tela de juicio.

La convivencia entre madre e hija ha estado plagada de conflictos. La situación económica en casa no es nada boyante y las comparaciones con la ropa o móviles que tienen sus amigas del instituto son muchas veces el detonante. Insultos, gritos, amenazas y el incumplimiento sistemático de normas y horarios las consecuencias. En noviembre del pasado año el conflicto explotó, llevando a ambas a esta situación. Todo ocurrió en la habitación de la adolescente. Ella comenzó a gritar e insultar a su madre y, fuera de sí, trató de llevar a cabo una acción autolítica. Fue entonces cuando la madre le propinó un bofetón en la cara. La menor se fue de casa y, en la calle, alertó a una amiga de lo ocurrido. Fue entonces cuando esa amiga llamó a la policía.

Los agentes llevaron a la menor hasta el hospital donde tras un exhaustivo examen encontraron diversos traumatismos por todo el cuerpo. Dolores a la palpación costal, en la muñeca y ambos pómulos. Al principio nada decía, pero al final terminó diciendo que fue su madre quien le había pegado. Es en ese informe médico en el que se basa el Ministerio Fiscal para sentar en el banquillo a la madre, que desde el primer momento reconoció el bofetón, pero nada más.

La amiga de la niña denunció los hechos acaecidos y hasta se llego a detener a la madre. Cuando la menor se dio cuenta de todo el periplo judicial y las graves sanciones a las que se enfrentaría su madre trató de evitar el procedimiento y retirar la denuncia. Aseguró en fase de instrucción que todo se trataba de un malentendido, que había sido su amiga quien llamó a la policía y que no había motivos para ir contra la madre. Pero no explicó, ni a los investigadores ni en el juzgado, el origen de esas otras lesiones que constató el médico en el hospital de Cabueñes. A juicio del fiscal del caso, la madre "le propinó una paliza con la intención de menoscabar su integridad física".

Libre absolución

La defensa de la madre, ejercida por la abogada gijonesa Yolanda Payo Cimadevilla, solicita la libre absolución. Desde un primer momento asegura que le dio una bofetada, no para causarle un daño físico sino para reprender la actitud ofensiva de su hija y su intención autolítica. ¿Por qué hay más lesiones entonces en el parte médico? La abogada, en su escrito de defensa, apunta la explicación que da la propia menor a estos hechos, que aseguró tiempo después que el día anterior al incidente con su madre había tenido una pelea con unos amigos que le quitaron el móvil en un parque. Pero nada de esto dijo en un primer momento.

Las labores de defensa están enfocadas en resaltar la figura de autoridad para reconducir la difícil situación de un hijo. En este caso, existe un informe del centro educativo que viene a confirmar la versión de la madre. Ese informe del instituto destaca un notable absentismo escolar además de una conduca "rebelde e irrespetuosa". También se muestra "despectiva" con algunos compañeros y sus profesores. "No permite que la corrijan y no acepta normas", añade la valoración proveniente de su centro escolar.

Ese comportamiento se mantiene también en casa, donde parece que ahora han mejorado las cosas. Antes de llegar al momento del bofetón, la mujer se veía desbordada ante la imposibilidad de arreglarse con su hija. Las salidas sin permiso de día -a veces también de noche-, saltarse los límites e incumplir todas sus normas desembocaron en el tortazo.

La actuación de la madre, sostiene la defensa, se llevó a cabo "sin actuar de forma excesiva y para amonestar el comportamiento de la menor ante el trato despectivo hacia la autoridad materna". En base a esta versión solicitará su libre absolución en un juicio que está pendiente de señalarse en el Juzgado de lo Penal número 3 de Gijón. Frente a esa opción está la condena que interesa el Ministerio Fiscal de diez meses de cárcel y un año y diez meses de alejamiento. De acabar condenada debería irse del domicilio en el que vive con ella y hasta podría ser expulsada de España. Y todo, presuntamente, por un bofetón con el que trató de reconducir una convivencia hostil.

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