La llamada era atractiva y el público respondió. La iglesia de San Pedro lució ayer llena a rebosar para disfrutar de uno de los tres conciertos que la prestigiosa formación coral luanquina "El León de Oro" dará en Asturias con motivo del trigésimo aniversario del grupo Satec.

Una oportunidad única para disfrutar de uno de los coros más galardonados a nivel nacional e internacional, que interpretó un exquisito repertorio con piezas como el "Miserere" de Gregorio Allegri -muy aplaudido por el público-, o "Ave maris stella" de Tine Bec o además de piezas intrínsecamente ligadas al Principado como "Pasaje Astur", de Jesús Gavito, "Asturies", de Josu Elberdin o los "Cantos asturianos" de Julio Domínguez. Todas ellas bajo la batuta de Marco Antonio García de Paz, director del coro, que suma ya casi un cuarto de siglo de vida.

La pieza elegida para abrir el recital, no obstante, fue "Ave virgo sanctissima", de Francisco Guerrero. El repertorio coral variado comenzó con obras del Renacimiento español tras el que las obras contemporáneas dieron juego para que el coro desplegara todo sus recursos tímbricos. En la recta final se impuso el aire popular, con la habanera "A tu lado" y varias obras en las que sonaron temas asturianos tan conocidos como "Chalaneru" o "Si la nieve resbala", armonizada por Julio Rodríguez. Fueron estos los temas más aplaudidos del concierto y en los que los intérpretes se mostraron más desenfadados. Entre el coro destacaron como solistas Elena Roso y Sandra Álvarez, esta última con un pasaje de canción asturiana en la última pieza del recital.

Una apuesta por "crear un exótico híbrido entre lo antiguo y lo nuevo", en palabras de García de Paz, que remarca que "la música vocal constituye uno de los géneros más extensos y ricos del repertorio musical, desde los cantos primitivos hasta la composición de nuestros días".

La intención de García de Paz en el recital de ayer era "transitar por música sacra y profana que se halla a más de 400 años de distancia, para intentar evocar la esencia del color del sonido, algo característico de la exquisitez de los compositores para coro". Y así lo consiguieron, como demostró la ovación final con toda la iglesia puesta en pie, aunque no hubo bises.