El gijonés de 46 años detenido el pasado domingo por agredir supuestamente a su madre para robarle la pensión ya había sido detenido hace un año por un delito en el ámbito familiar después de amenazar con un cúter a su progenitora, aunque ese caso no ha llegado a juicio todavía. Ahora, este individuo, que niega la última agresión, tiene prohibido acercarse a su madre a menos de cincuenta metros.

El último epidosio violento, según la denuncia de la mujer, de 69 años, ocurrió el pasado domingo en un piso de la calle Ezcurdia. La relación entre ambos era inexistente desde hacía tiempo. Es por ello que el ahora acusado entró por la fuerza en casa de su madre y le propinó un fuerte bofetón en la cara a su madre. Acto seguido se fue a una de las estancias de la vivienda para apoderarse de un sobre con dinero, una suma de mil euros.

La versión del investigado sobre este suceso, según explica su abogada Leduina Blanco, dista mucho. "Ni hubo agresión ni le robó el dinero, el relato de la mujer fue incoherente, porque primer habló de una bate de béisbol y luego de que la pegó con una mochila", expone la letrada, del turno de oficio. "Además, la mujer no tenía lesiones evidentes; probaremos que no hubo agresión ninguna", afirma, tajante, la abogada.

"Relación tóxica"

Lo que sí reconoce la letrada es que no era la primera vez que un episodio similar ocurría entre madre e hijo. Hace un año ya tuvo que intervenir la Policía Nacional en la vivienda del barrio de La Arena porque este individuo, supuestamente, había agarrado un cúter para amenazarla. "Ese caso no está juzgado", confirma Leduina Blanco, que asegura que la relación de uno y otro "es completamente tóxica". En aquella ocasión, el gijonés fue detenido.

La mala relación entre ambos motivó la orden de alejamiento que dictó el juzgado de instrucción como medida cautelar. "Yo estaba de acuerdo en la medida de alejamiento, porque la relación está muy degenerada entre ellos y cuando más distancia exista entre la madre y mi cliente mucho mejor", afirma Leduina Blanco.