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La gijonesa que pone freno al melanoma

La bioquímica Victoria Sanz-Moreno descubre la relación de las células cancerosas con una proteína clave en la resistencia a los tratamientos

Victoria Sanz-Moreno, en su laboratorio en Londres.

El melanoma, el tipo más grave de cáncer de piel, tiene en una científica gijonesa a una de sus más duras luchadoras en pos de nuevas terapias contra la enfermedad. Victoria Sanz-Moreno, profesora de Biología Celular del Cáncer en la Universidad Queen Mary, acaba de publicar junto con varios compañeros de investigación en la prestigiosa revista especializada "Cancer Cell" un artículo en el que exponen sus últimos hallazgos, relacionados con la resistencia de los pacientes a los tratamientos.

Tal y como explica desde Londres la bioquímica gijonesa, el melanoma "está al frente de las terapias personalizadas, pero aún así, muchos pacientes no responden a ellas debido a la adquisición de resistencia a dichos tratamientos". El equipo que lidera Sanz-Moreno ha trabajado sobre los tipos de terapia con los que se trata a los pacientes de melanoma: terapias dirigidas a los genes que están mutados e inmunoterapias. Y han encontrado "un mecanismo por el cual las células de melanoma se hacen resistentes a los dos tipos de terapias anti-melanoma".

"Lo mas interesante de nuestro trabajo es que hemos constatado que las células de melanoma que escapan a estas terapias, que sobreviven o que no responden o se hacen resistentes, usan el mismo mecanismo: aumentan la actividad de las proteínas ROCK y Myosin II", explica Sanz-Moreno. Estas proteínas regulan el esqueleto interno de la célula, y "nuestro laboratorio ha hecho mucho trabajo en el pasado demostrando que estas proteínas son muy importantes durante la metástasis o diseminación tumoral", recuerda la científica. Lo que no se había hecho hasta ahora era conectar estas moléculas a la respuesta a fármacos, tal y como ha hecho su equipo de investigación.

Y eso es importante por dos motivos, argumenta. En primer lugar, porque en pacientes que no responden a los dos tipos de terapias "podemos detectar cómo las células de melanoma han aumentado la actividad de las proteínas ROCK-Myosin II, lo que podría servir como biomarcador en pacientes que no van a responder a esa terapia anti-melanoma".

Resistentes en ratones

En segundo lugar, porque se abre una puerta a la esperanza: "En ensayos pre-clínicos en ratones, combinamos inhibidores de la ruta de ROCK-Myosin II con terapias anti-melanoma, y las respuestas fueron superiores. Tras las terapias combinadas, medimos una reducción del crecimiento de los tumores resistentes en ratones". O lo que es lo mismo, la relación entre las células cancerosas con las proteínas ROCK-Myosin II "es una vulnerabilidad que las pruebas de combinación de terapia farmacológica en ratones sugieren que podemos explotar en la clínica combinando las terapias anti-melanoma existentes con inhibidores de dichas proteínas", señala Victoria Sanz-Moreno.

Las moléculas se habían relacionado previamente con el proceso de diseminación metastásica, pero no con el pobre impacto de las terapias actuales contra el melanoma. Este trabajo apunta a una fuerte conexión entre la metástasis y la resistencia a la terapia, lo que confirma que el citoesqueleto es importante para determinar cómo de agresivo es un cáncer.

Con todos esos datos, el equipo investigador concluye, y así lo han publicado en medios científicos, que los procesos de metástasis y de resistencia a terapias "están conectados molecularmente: así que un tumor agresivo que desarrolla metástasis probablemente responde peor a las terapias anti-melanoma y tenemos que pensar en darle una terapia combinada", reflexiona la profesora gijonesa. Y con ello, las nuevas líneas de trabajo que se abren ahora son muy interesantes, toda vez que en el futuro "nos gustaría entender si otros tipos de tumores usan estos mecanismos y usar esta información para diseñar nuevas estrategias clínicas en pacientes".

La última publicación de Sanz- Moreno no hace sino apuntalar una brillante carrera investigadora en el Reino Unido, merecedora de varios premios británicos y europeos. Nacida en 1974 en Londres, porque en la capital británica trabajaba por entonces su padre, Alfredo Sanz Medel, catedrático de Química Analítica de la Universidad de Oviedo, su formación se inició no obstante en Asturias, donde licenció en Bioquímica en la Universidad de Oviedo. Más tarde se doctoró en la Universidad de Cantabria y realizó una estancia postdoctoral en el Institute of Cancer Research de Londres. El pasado mes de diciembre fue reconocida como Estudiante Distinguida por la Asociación de Antiguos Alumnos de La Inmaculada.

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