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El tramo gijonés del Camino de Santiago languidece a un año del jacobeo

La carencia de albergue, los recorridos peligrosos y la falta de cuidados lastran la ruta l Muchos peregrinos evitan dormir en el camping de Deva

Una flecha señala el Camino de Santiago en una de las fachadas de la Casa Consistorial de Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

El número de peregrinos que solicitaron su "Compostela" tras completar el Camino de Santiago por el Camino del Norte, la ruta en la que está incluida el tramo gijonés, pasó de los 9.183 de 2009 a los 19.019 del año pasado. Aún así, los datos de ocupación del camping de Deva, el lugar en el que pernoctan los peregrinos ante la ausencia de albergue municipal, nunca arrojaron un saldo superior a los 3.000 registros, cuando Avilés, el siguiente punto del trayecto, llegó a sobrepasar los 6.000 usuarios en 2014 y 2015. La carencia de un albergue municipal y los puntos negros de tráfico, especialmente en la parroquia de Veriña, estancan a la etapa gijonesa en vísperas del año Jacobeo 2021, para el que se espera un aumento masivo de caminantes hacia la capital de Galicia. "Muchos pronostican que, en 2020, para evitar el marasmo del próximo año, también crecerá el número de peregrinos", alerta Pedro Sánchez, presidente de la asociación Camino del Mar Cantábrico, que advierte del desencanto de los viajeros por Gijón debido a la falta de cuidados y la falta de infraestructuras.

La ciudad sigue sin albergue municipal. El Ayuntamiento abandonó la idea de reconvertir la Casa Paquet para ese fin (un proyecto en el que el anterior gobierno local gastó 650.000 euros) por su mala accesibilidad. "No es un sitio adecuado para ningún servicio público", manifiesta la presidenta de la Confederación de personas con discapacidad (Cocemfe), Mónica Oviedo. La decisión de la alcaldesa, Ana González, ha provocado un debate político en el que parte de la oposición pide mantener el plan del anterior gobierno local para la Casa Paquet. La Regidora tampoco convence a expertos como Laureano García, presidente de la Agrupación de Asociaciones del Norte, que reclama emplear las habitaciones que hay a ras de suelo para personas con movilidad reducida. "Son decisiones políticas a las que no tengo acceso, pero accesibles deben ser todos los albergues", señala.

Sin albergue, Gijón se conforma con el camping de Deva. "No resulta elegante tener un recinto a siete kilómetros del centro", analiza Pedro Sánchez. Desde hace dos años, según denuncia, los peregrinos no se alojan en los bungalow destinados para ellos sino en habitaciones interiores considerablemente menos cómodas. "El camping está muy bien, pero la zona que tiene para los peregrinos es lo más pésimo que he visto en todo el Camino", relata un peregrino en uno de los principales foros de la ruta jacobea, en relación a un área que ha tenido hasta chiches. "No es acorde a la categoría de Gijón, una de las principales ciudades de la ruta", remarcó Sánchez.

Así las cosas, según los datos manejados por la Asociación Jacobea Camino del Mar Cantábrico en 2011, el camping de Deva registró 1.934 peregrinos por los 5.068 que tuvo el albergue de Avilés en el mismo periodo. El mejor año fue 2015, cuando Deva tuvo 2.976 peregrinos. Eso sí, para ese curso Avilés llegó a los 6.402 usuarios registrados, casi tres veces más. "El de Avilés tiene unas instalaciones modestas, pero está bien situado y tiene mayor capacidad", añade Sánchez sobre las instalaciones municipales de las que goza una ciudad con 200.000 habitantes menos.

Puntos negros

La etapa gijonesa del Camino de Santiago también pierde enteros por los puntos negros en los que el tráfico pesado amenaza la seguridad de los peregrinos. La entidad presidida por Pedro Sánchez alerta de tres lugares, uno en Deva, justo a la entrada del camping, y otros dos en la parroquia de Veriña.

El tránsito por Veriña, un tramo marcado por el carácter industrial de la zona, preocupa especialmente. Sánchez ha identificado en ese lugar el punto sobre las vías del tren entre la carretera que va a Campa Torres y Veriña, justo saliendo a la gasolinera, como uno de los más peligroso. "Existe un proyecto para aliviar este punto tan arriesgado", matiza.

Hay otro punto conflictivo entre la estación de Veriña y Poago en la carretera vieja de Avilés. El tráfico pesado es abundante en la zona y la visibilidad es reducida. "Es toda una ruleta rusa, todos los años se pone en riesgo la vida de los peregrinos", lamenta Sánchez, que también pone el foco de atención en la pasividad del gobierno local en unas fechas tan señaladas para el Camino de Santiago. "Nos va a pillar el toro, una vez más", zanja.

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