I. PELÁEZ

"Congo, el futuro se llama mujer". Este es el título del libro que la docente asturiana Ana Esther Velázquez presentó en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. Se trata de un futuro con esperanza gracias a que "las mujeres congoleñas tienen una energía, muchas ganas de salir adelante y afán por aprender". "Eso es un capital humano de primer orden", explica la docente, vicepresidenta de la Fundación El Pájaro Azul, que colabora en el país centroafricano.

El libro, en el que confluyen las miradas del fotógrafo José Barrionuevo, la periodista Trinidad Deiros y la de Inmaculada González-Carbajal -los tres visitantes asiduos de Kinshasa-, nace con un doble objetivo. Por un lado, "visibilizar a las mujeres congoleñas y su situación, para darla a conocer en Asturias". Por otro, mostrar el trabajo que sus autores realizan allí y dar visibilidad al trabajo de la fundación que el jueves representó Ana Esther Velázquez. "El Congo es el país de África que tiene una situación más compleja; son muchos sus problemas", advierte la profesora. "Tiene una cantidad escandalosa de materias primas, que concitan intereses económicos y generan conflictos armados; también hay problemas radicales de desigualdad", expone. Y en medio de todo están las mujeres, "que viven subordinadas completamente".

Pese a la trágica situación hay esperanza para las mujeres congoleñas. Ese es el espíritu y la convicción con la que trabajan desde la Fundación El Pájaro Azul. "Las mujeres allí son emprendedoras, sociables; tienen una virtud extraordinaria en el Congo y es que todo aquello que son capaces de conseguir no es solo para ellas, irradia a toda la sociedad", confirma Velázquez. Es más, "todos los beneficios que logran revierten en sus hijos y familias, también en sus comunidades desde el punto de vista laboral, educativo y económico". Ahora, la Fundación, enfocada a países del África subsahariana, sigue su curso y amplía sus proyectos en Camerún, con una realidad más distinta y más favorable.