Cuentan las mitografías que Orfeo, hijo de Apolo y de la musa Calíope, era capaz de amansar a las fieras con la música de su lira. Y a ese personaje, que descendió al inframundo por el amor de Eurídice, ha acogido Nieves Penela la editorial que dirige en Cimadevilla desde hace meses. Afirma la escritora que Orpheus Ediciones Clandestinas -el nombre de su sello- nació como soporte respiratorio de todos los que pertenecen de un modo u otro, incluso sin saberlo, a esa "comunidad órfica" que labora la música de las palabras. "Creemos en los libros que eligen a sus lectores", dice el manifiesto fundacional del sello, nacido para amparar la "singularidad".
"Hace dos años, unos amigos me dijeron: 'Si no encuentras una editorial que te guste, hazla tú misma a tu medida", recuerda Nieves Penela. Y se puso a ello. Desde entonces no ha dejado de publicar títulos. Empezó con "Palidez y otros relatos. Cuaderno de pornografía argumentada", de Rafa Ron, y anuncia nuevos títulos -una vez superemos la conmoción sanitaria y vital que nos estremece- de autores como Pedro de Silva (una obra sobre Mauregato de este todoterreno de la literatura, además de expresidente del Principado y articulista de LA NUEVA ESPAÑA), Bernardo Fernández o José Manuel Piñeiro, entre otros.
Nieves Penela, también poeta, explica que Orpheus es, en realidad, editorial que respalda un "grupo de personas". Ella es la cara visible y la mano que mece cada volumen. Bajo ese signo órfico, han publicado por ejemplo la jovencísima Valeria Montes Canga ((su "Saga de Khronos") o el curtido Saúl Fernández ("Mundo remoto"), redactor de este diario. Y Pilar Sanchez Vicente tiene, por ejemplo, colección propia (se ha reeditado su "Gontrodo").
Resumimos a la editora: Orpheus mira al presente, pero también al pasado y al futuro. Nieves Penela quiere rescatar libros del siglo XVIII, dar a la estampa poemarios bilingües, el secreto "La cuarta vida" y hasta cartas de enfermos de COVID-19 aislados en hospitales. Las ideas surgen claras: "Amamos los libros, tenerlos en nuestras manos; un blog no es un libro".
