La lectura de un informe de la Unión de Artistas Contemporáneos de España sobre la actual situación, elaborado a partir de las respuestas de casi 500 creadores, ofrece un panorama más bien desolador tras el parón cultural obligado por los cierres a que conmina el decreto de estado de alarma. Un ejemplo: "Desde que comenzó la crisis del COVID-19, el 87,9 por ciento de los artistas ha sufrido pérdidas superiores a 500 euros, la mayoría de las veces su único ingreso, llegando a superar en casos puntuales los 50.000 euros". Y por ahí seguido. En este contexto de crisis aguda, la galería gijonesa ATM tiene en marcha un programa de microbecas dirigido hacia algunos de esos creadores con proyectos congelados por la falta de canales de exposición.

"Vamos a poner nuestros medios a disposición de aquellos colectivos de nuestro sector que más lo necesiten", explicó el galerista Diego Suárez, el único asturiano que estuvo presente en la última edición de la Feria Arco. El responsable de la sala de Deva, continuador de la labor que sus padres llevaron en la histórica galería gijonesa Altamira, añadió que tiene en marcha un plan para lo que llama, nada menos, como "era post-COVID-19".

"Hemos optado por no aplicar ningún ERTE (expediente de regulación temporal de empleo) y más bien, por el contrario, hemos contratado a un artista que aportará su conocimiento de las realidades digitales y de la comunicación", señaló el galerista. Y añadió: "ATM apuesta por el compromiso por el empleo. También estamos tomando medidas para la cesión de materiales, información y logística".

Además de esas microbecas, Diego Suárez anunció que su planteamiento pasa, una vez cesen las medidas de confinamiento y reabran las salas de arte, por "destinar parte de nuestras programaciones a artistas que han visto cancelados sus proyectos". Los datos no invitan al optimismo. Según la citada encuesta, al 84,6 por ciento de los consultados les han cancelado los proyectos hasta el próximo diciembre.