Llegar a los mayores a través de las letras. Es el proyecto de un grupo de alumnos del IES Fernández Vallín, que bajo el título "Cartas Corazón" han puesto en marcha una singular relación epistolar que ha unido al alumnado adolescente con los ancianos que viven en residencias asturianas. Se trata, como explica Charo Borreguero, profesora de Servicios a la Comunidad del centro y artífice del proyecto, de una actividad en la que "el alumnado participa voluntariamente y las cartas giran en torno a temas relacionados con sus hábitos, la relación con sus abuelos, lo que supone el confinamiento para ellos... siempre en un tono positivo y afectivo".

El objetivo de este envío de cartas es el de "trazar lazos intergeneracionales de apoyo y cuidado, mandar un mensaje de que las personas mayores no están solas, el conocimiento y reconocimiento al aporte social y cultural e histórico de la generación de los mayores y, por otro lado, demostrar el compromiso social de la población adolescente", enumera Borreguero.

El centro propuso la participación a varias residencias a través de la docente, y ha resultado un éxito: en la actualidad el IES Fernández Vallín está colaborando con siete residencias de Gijón, Oviedo, Noreña, Llanes, Lieres y Mieres. Las cartas que escriben los chavales, con una media de edad de 13 años, se envían por correo para minimizar riesgos. Y en cada residencia hay una persona encargada de leerlas, imprimirlas o colgarlas en un tablón.

Los alumnos escriben a los abuelos sobre su vida, fundamentalmente. "Algunos hablan de sus abuelos, de sus intereses, les explican a qué dedican su tiempo, alguno incluye algún chiste en su carta, e incluso hablan de que es la primera vez que escriben una carta, porque sus relaciones son a través de mensajes breves por redes, y todas ellas son cercanas" explica Charo Borreguero.

Exposición

Los mensajes de agradecimiento tanto de profesionales de las residencias como de los propios mayores han ido llegando en forma de carta y de vídeo al Instituto, de manera que una relación que en un inicio se planteó como unidireccional, de los adolescentes a las personas mayores, ha ido haciéndose recíproca. De hecho, la idea es organizar una exposición en torno a esta comunicación intergeneracional de apoyo y cuidados en una época excepcional, como es la del coronavirus. Una muestra de que la letra rompe fronteras y no tiene edad.